Michael Block, el héroe ya no tan anónimo del PGA Championship de Oak Hill, ha decidido tirar hacia adelante. No va a pensar. No va a analizar cada llamada, cada encuentro, cada mensaje, cada saludo, cada entrevista, cada propuesta… Está en el epicentro de un huracán y su estrategia es no parar. Por salud mental. Y por su golf. «Si me pongo a darle vueltas a todo lo que estoy viviendo en estos días, creo que no voy a ser capaz ni siquiera de levantar el palo el jueves en el tee del 1», aseguraba este martes en la previa del Charles Schwab Challenge, torneo del PGA Tour al que ha sido invitado tras su memorable actuación la semana pasada.
Sus últimas horas están siendo una locura. Recibió también una invitación para jugar el RBC Canadian Open, estuvo charlando varios minutos con Annika Sorenstam en Colonial y ha recibido varias ofertas para comprarle el hierro 7 con el que hizo el hoyo en uno el domingo del PGA. Han llegado a ponerle 30.000 dólares encima de la mesa. «Yo le dije que 50.000 y se lo llevaba yo mismo andando si hacía falta… Bueno, ahora en serio, no sé lo que haré con el palo. Me han comentado que podría donarlo a la PGA de América. Ya veremos. De momento, sigue conmigo aquí esta semana en Colonial», señaló.
No obstante, lo más emocionante que le ha pasado desde el domingo se lo encontró en su teléfono móvil. Fue un mensaje de un tocayo. Otro Michael. De apellido, Jordan. Sí, el 23. Air. «Es de locos. La mayor sorpresa de estos días. Siempre he sido un gran fan suyo. Yo era un niño de Iowa que cada año ahorraba 100 dólares para comprarme el último modelo de las Jordan. Que ahora te escriba a tu teléfono es… guay, por no decir otra cosa», explica Block.
A estas alturas no vamos a descubrir a Jordan. Todos sabemos lo inspirador que puede llegar a ser. Su mensaje estuvo a la altura de uno de los mejores deportistas de todos los tiempos, si no el mejor. «Lo que has hecho esta semana es la razón por la que amo el golf», le dijo a Block. Por supuesto, el profesional de Arroyo Trabuco, desbordado estos días e incapaz de responder a todos los mensajes que está recibiendo, sí tuvo un minuto para contestar a Jordan, cómo no. «Le dije que estaba deseando participar en uno de esos partidos de 36 hoyos que él organiza».
El mensaje de Jordan es sólo un ejemplo más del giro que ha dado la vida de este humilde profesor de golf desde el PGA. «Lo que me resulta más raro es entrar a cualquier sitio, una cafetería, el campo de golf, la cancha de prácticas y ver que todo el mundo te quiere saludar, quiere chocar el puño… No lo pienso mucho, simplemente he decidido disfrutar este momento y hasta donde llegue. No voy a darle más vueltas. Siento que estoy en un crucero y lo voy a pasar bien», asegura.
En cualquier caso, al fin y a la postre, Block es un jugador de golf, por lo que cuando se le pregunta por lo más importante de todo lo que ha vivido en los últimos días, lo tiene claro: «darme cuenta de que mi golf es lo suficientemente bueno como para competir aquí». El jueves a las 13.38 saldrá a jugar la primera ronda del Charles Schwab Challenge con Min Woo Lee y Pierceson Coody. A ver si es capaz de levantar el palo…
