Inicio Grandes Circuitos PGA Tour Little Jon campa a sus anchas en el bosque de Sherwood

Little Jon campa a sus anchas en el bosque de Sherwood

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Jon Rahm, hoy durante la tercera ronda del Zozo Championship. (Photo by Ezra Shaw/Getty Images)

Jon Rahm (-18) ha entregado la mejor tarjeta del día en la tercera jornada del ZOZO Championship, un 63 majestuoso que lo ha propulsado a lo más alto de la clasificación tras ganar veinte posiciones y quedarse a un solo un golpe del líder, Justin Thomas (-19). El duelo por la victoria entre los números 2 y 3 del mundo está servido, aunque no será sólo a dos bandas, pues mañana van a salir más de diez jugadores en un margen de cuatro golpes y en un Sherwood Country Club en el que los ‘sesenta y pocos’ abundan, o al menos siempre aparecen en ramilletes.

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Hace algo más de mes y medio Jon remataba una espléndida primera vuelta en el Tour Championship, torneo final de la Fedex Cup en tierras de Atlanta. ¿Hacemos memoria? Fue aquel mano a mano en las alturas con Dustin Johnson en el que el joven español llegaba a embocar hasta seis putts desde distancias medias y largas para mantener y hasta afianzar sus opciones de ganar la Fedex Cup, firmando un fantástico 65 aquel día… Sin embargo, aquella iba a ser la última vez en la que Rahm se sintiera plenamente a gusto en los greenes. ¿Por qué? ¿Qué demonios ocurrió? Es mejor no perder el tiempo en busca de una explicación convincente. Ocurre y no hay más que hablar. Sencillamente, el hoyo comienza a menguar poco a poco. O a alejarse. O quizá sean las caídas, que se difuminan hoyo a hoyo. O un poco de ambas cosas. El caso es que, cuando el jugador quiere darse cuenta, ya no se pone del mismo modo sobre la bola; los brazos un pelín más rígidos, el ojo menos lúcido y un montón de caídas que bailan aquí y allá…

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Tampoco es que luego haya jugado mucho el español. El US Open, la CJ Cup y estas primeras rondas en el ZOZO. Pero el caso es que, sin patear mal, sin que pueda hablarse de tragedia o desastre, Jon no encontraba ese impulso definitorio en los greenes que tanto le caracteriza. Así, hasta el hoyo 11 de ayer viernes. Allí, embocaba un putt larguito para eagle y después la talla de la cazoleta iba recuperando poco a poco su tamaño…

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Su ronda de hoy ha transcurrido por los mismos derroteros. Por si el vasco necesitara una pronta y puntual confirmación, enseguida iba a embocar sendos putts desde cuatro y cinco metros en los hoyos 1 y 2, el primer para birdie, el segundo para eagle. La vuelta ya estaba más que lanzada.

Su juego de tee a green ha vuelto a ser excelso. De acuerdo, el Sherwood Country Club no suele plantear grandes o graves problemas a estos jugones, digamos que no suele llevarlos con la soga al cuello, pero una cosa es eso y otra muy distinta el hecho de fallar sólo tres calles en las primeras tres rondas, que es lo que Jon ha hecho hasta ahora. O cazar cerca del noventa por ciento de los greenes en regulación. Porque este sábado, además, ha sido incluso más certero con los hierros en la mano, hasta el punto que durante buena parte de la ronda no parecía ninguna quimera la posibilidad de un registro histórico en la frontera del 60.

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Ayer le tocaba remar durante la primera mitad de la vuelta, hasta que se abría la caja de Pandora pateadora. Hoy, por el contrario, el otoñal paseo se lo ha dado en fuera borda desde el hoyo 1 al 18, hoyo donde por cierto ponía un gran broche con una recuperación de alta escuela. Es muy posible, casi probable, que el Jon Rahm de hace dos años no se viera ahora en tan pintiparada posición, de nuevo en un partido estelar de la ronda decisiva, consumido por la frustración de no haber podido exprimir todo el jugo a semejante exhibición de juego largo en los primeros 27 hoyos. Pero el español no deja de madurar, aunque todavía no haya cumplido ni 26 años.

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Y mañana… Es muy posible que el domingo no haga falta otro 63 para ganar, pero con Thomas en la pomada cualquiera sabe por dónde, cómo y de qué modo puede ir el asunto. Cualquiera se fía del de Louisville. Y no es sólo Thomas. Son Cantlay, Griffin, Muñoz, Palmer, Bubba, Simpson, Scheffler o Fritelli, todos ellos en un margen de cuatro golpes con la cabeza, como ha quedado dicho. Podríamos apostar una mano a que al menos uno de ellos bajará de 65 golpes y seguramente no la perderíamos. Así que se hace casi imprescindible y necesario que mañana, como hoy, Little Jon campe con autoridad y a sus anchas en el bosque. El de Sherwood, naturalmente.

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