Al PGA Tour aún le queda camino por recorrer si quiere alcanzar la verdadera transparencia que anunció su comisionado, Jay Monahan, hace poco más de un año en el THE PLAYERS Championship. Lo último tiene que ver con la ausencia de Rory McIlroy del RBC Heritage, torneo ‘designado’ del circuito americano que se está disputando esta semana en el recorrido Harbour Town de Carolina del Sur.
La ausencia de McIlroy, anunciada este mismo lunes por sorpresa después del Masters, no ha sido explicada y tampoco se han hecho públicas las consecuencias de esta baja. Como sabrán, Rory ya se perdió por decisión propia el Sentry Tournament of Champions de principios de año en Hawái, otro torneo ‘desginado’. Según las reglas establecidas por el PGA Tour, en una negociación en la que estuvo implicado al máximo el propio McIlroy, los jugadores sólo tenían permiso para perderse un torneo ‘designado’ en 2023 sin una justificación médica o de causa mayor. Si se perdían más de uno sin un ‘motivo legal’, se verían obligados a renunciar a su PIP de este año.
Esto es lo que se dijo a principios de año en diferentes medios norteamericanos, sin embargo, según ha publicado Sports Illustrated esta semana y han recogido el resto de publicaciones especializadas, la sanción no es exactamente esa, la salida del PIP de 2023, sino la renuncia a un 25 por ciento de lo que cobró el jugador por el PIP del año anterior.
Así las cosas, la ausencia en el RBC Heritage le costaría a McIlroy un total de tres millones de dólares, una cuarta parte de los doce que cobró en 2022. Esto es lo que dice la normativa, pero aún se está a la espera de un comunicado oficial del PGA Tour confirmando o descartando la sanción. McIlroy y su equipo tampoco se han manifestado, por lo que nadie sabe si ha dado alguna explicación por su ausencia de esta semana. Fuentes cercanas a Rory, aseguraban a Ten Golf que no había ninguna explicación médica, de forma que en teoría, McIlroy deberá pagar esa multa.
Estaría bien que el PGA Tour fuera transparente en estos asuntos y explicara lo ocurrido con absoluta normalidad, es decir, si Rory ha dado alguna explicación y si se va a ejecutar la sanción. Si no lo hace, habrá que esperar a que se manifieste McIlroy. En cualquier caso, la incertidumbre no ayuda al circuito.
Así lo hicieron ver ayer Xander Schauffele, Justin Thomas y Rickie Fowler. «Creo que es una de las cosas de las que más se ha hablado en el último año es de tener más transparencia y una buena comunicación entre los jugadores y el circuito», dijo Fowler. Mientras que Schauffele apuntó que «las reglas son las reglas, en su mayor parte, mucho de lo que él quería es lo que está pasando. Y la ironía es que él no está aquí. Imagino que se lo comunicarán a los miembros. Es mucho dinero. Es un gran negocio. Mucha gente quiere saber qué está pasando», dijo Schauffele.
Por último, Thomas apuntó que «no importa quién seas, eso es mucho dinero», dijo Justin Thomas sobre los 3 millones de dólares. «Todos nosotros sabíamos al empezar el año cuál era la situación y lo que teníamos que hacer para conseguir X o Y extra, así que no es una sorpresa ni para él ni para ninguno de nosotros, simplemente acabó donde acabó en la clasificación y no jugar esta semana tiene, supongo, unas consecuencias».
