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Una batería de historias memorables de Jack Nicklaus

Cuándo y cómo halló Nicklaus la mejor manera de preparar los Grandes… y otras batallitas

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Jack Nicklaus atendió a los medios en la previa de su Memorial Tournament. © Golffile/Eoin Clarke

Jack Nicklaus es el anfitrión esta semana en el Memorial Tournament. Se juega en su casa, en el Muirfield Village de Dublin, Ohio, el campo de golf que se gestó en una cena de campeones del Masters para tratar de llevar a Columbus algo parecido a lo que había en Augusta.

Como es preceptivo, el Oso Dorado atendió largo y tendido a los periodistas este martes. La comparecencia duró más de 40 minutos y abordó mil y una batallitas muy interesantes. No es lo mismo que la misa te la diga un sacerdote que el Papa. Nicklaus es el Papa. Él habla y se le escucha. Jamás aburre.

En cuanto a esta semana, Nicklaus desveló una llamada de Justin Thomas. El flamante campeón del PGA Championship en Southern Hills contactó con el ganador de 18 Grandes y le comunicó de viva voz que no iba a jugar el Memorial. «Me dijo que le costaba mucho dar este paso porque le encanta el campo y le encanta el torneo, pero que prefería jugar la semana antes del US Open. Lo hizo antes del PGA, jugar la semana antes, le fue bien y quiere repetir… Sólo espera que le vaya muy mal en el US Open y así vuelva el año que viene (risas)», bromeó Nicklaus. Y añadió al momento: «borra, borra eso, ni lo pongas, que es broma. Lo entiendo perfectamente y ojalá le vaya muy bien». Una llamada de cortesía que dice mucho de los valores de Justin Thomas.

Precisamente, la batallita más interesante que contó Nicklaus en su larga disertación fue respecto a la preparación de los Majors. A cuenta de esa llamada de Thomas, se le preguntó cuándo y cómo encontró él la mejor manera de preparar los Grandes. Nicklaus lo sitúa perfectamente en el tiempo. «Bueno, hay que remontarse a 1962. Jugué el torneo de Greensboro porque siempre me gustó mucho y disfrutaba allí. A la semana siguiente jugué el Masters y no gané (su primer Grande fue el US Open de 1962, un poco después). Creo que terminé en el puesto 14º o algo así (fue decimoquinto). Al año siguiente me salté Greensboro y me fui la semana anterior a entrenar en el Augusta National. Una semana más tarde gané el Masters. Como me gustaba mucho Greensboro, en el 64 volvió a jugar Greensboro… y no gané el Masters, así que en 1965 repetí el plan del 63 y volví a ganar. Hice lo mismo en el 66 y, uy, volví a ganar. Fue ahí cuando se encendió una luz y dije: esto es lo que tengo que hacer en los Grandes. Un poco como Justin Thomas», explica.

Con esta misma línea argumental, a Nicklaus, que asegura que el nivel del golf en la actualidad es mejor que nunca, se extraña de que no haya más jugadores repitiendo su pauta de preparación de los Grandes. «Respeto que cada uno haga lo que quiera y lo que piense que le viene mejor, pero si me extraña. Lo hablé con Gary Player en 1965 en el Open de Bellerive. Le comenté que se diera la oportunidad de ir la semana antes al campo para entrenar allí con más tranquilidad y me contestó: Jack, yo no puedo permitirme el lujo de hacer eso. Estoy muy pocas semanas en casa y no puedo renuncia a una semana libre para practicas. Yo le repliqué: si ganas el US Open sí te lo puedes permitir. Lo convencí. Gary se vino conmigo a Ballerive y, por desgracia para mí, ganó el US Open. Gary no volvió a hacerlo. Yo creo podría haber ganado más majors si los hubiera preparado de esa manera, pero quería estar con su familia y lo entiendo».

Por supuesto, se le preguntó a Nicklaus por LIV Golf y su supuesta reunión para desempeñar un rol similar al de Greg Norman. Jack lo confirmó. «Sí, me llamaron a través de mi hijo y nos vimos en el Bear’s Club. Como sabéis, yo estoy haciendo un campo de golf con los saudíes desde hace dos años y tenía que reunirme con ellos por educación, cortesía y respeto. Sin embargo, jamás tuve interés en el ofrecimiento. Cero. Yo soy del PGA Tour, ayudé a crear el PGA Tour, aquí está mi lealtad y no iba a ir con ellos. Si lo que hacen acaba ayudando a crecer el golf, pues muy bien, que hagan lo que quieren, pero ya veremos», argumenta.

Otra batalla que contó Nicklaus tiene que ver con su récord brutal de 19 segundos puestos en los Grandes. Su reflexión es muy interesante y puede ayudar a otros deportistas. «Los que practicamos deporte al máximo nivel, o lo hemos practicado, siempre lo hemos hecho para ganar. Nada nos gusta ni nos motiva más. Sin embargo, a mí no me duelen esos 19 segundos puestos. Los únicos donde sí creo que regalé yo la victoria, o al menos se me escaparon, fueron el US Open de 1960 en Cherry Hills y el Open Championship de 1963. Esos los tenía que haber ganado, pero los otros 17 simplemente hubo uno mejor que yo. No pongo ninguna pega. Si yo soy el máximo y hay alguien mejor que yo, no hay nada de lo que arrepentirse», apunta.

Otro capítulo curioso de la vida deportiva de Nicklaus fue su retirada. Cuándo supo él que había llegado el momento de dejarlo. «Lo tuve fácil, creo además que siempre es así. Me retiré cuando dejé de hacer birdies, cuando ya no hacía vueltas por debajo de 70 golpes. Ahí llegó el momento. Recuerdo que el último torneo que gané fue el Tradition de 1996, un Grande del Champions. Me llevé el cheque más grande de mi carrera (150.000 dólares, por encima de los 144.000 que percibió por ganar el Masters de 1986) y ya no volví a ganar», desvela. Por cierto, contó que está jugando mucho al golf este año, que tiene muchas ganas y que hizo 84 golpes en Muirfield la semana pasada. Antes fue con su hijo y su nieto a jugar Augusta. «De ese día no hay mucho golpes memorables», bromeó. «El campo me parece muy difícil, larguísimo desde los tees de atrás. Yo juego desde los de delante y aún así es muy complicado». Relacionado con esto, Nicklaus aboga por una revisión de la bola de golf para tratar de controlar las distancias que see están haciendo ahora desde el tee. «Confío en el trabajo que hacen el Royal and Ancient y la USGA. Seguro que encuentran una buena fórmula, aunque tendrá que ser ya para 2026, para permitir una transición a las marcas. Ojalá pueda ver yo esa nueva bola», remata.

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