– Rory McIlroy (+10) se ha dado un trastazo de dimensiones considerables en el THE PLAYERS. El defensor del título se ha quedado a años luz del corte con dos vueltas de 79 y 75 golpes. No engañaba a nadie en la previa del torneo cuando decía que estaba completamente desconcertado con el swing. Rory sufre la peor ‘infección’ que puede contraer un golfista: se pone sobre la bola y puede pasar cualquier cosa, puede dar un golpe perfecto, fallar por la derecha o fallar por la izquierda. Normalmente, cuando un jugador está cómodo es porque sabe que su fallo sólo puede ser por un lado, con lo que puede plantear el golpe con cierta red de seguridad. Cuando el error puede venir de cualquier sitio la confianza salta por los aires. ¿Y por qué le está pasando esto ahora a McIlroy, seguramente el mejor jugador del mundo antes de la pandemia?
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Pues el propio Rory trató de explicarlo este viernes tras la segunda ronda. Asegura que todo comenzó en octubre-noviembre. «Yo sentía que le estaba pegando bastante bien a la bola cuando acabó la temporada en el PGA Tour el año pasado. Creo que hice buenos torneos en la Final de la FedEx y en el US Open, sin embargo después de aquello me puse a trabajar para ganar velocidad de swing y desde entonces no termino de estar cómodo. Ahora estamos intentando volver atrás, al origen, pero no es fácil. Es un proceso lento. Quiero pegarle como antes, con esa confianza, pero sin perder velocidad de swing. Ese es el objetivo y en lo que debo seguir trabajando», explicó.
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Es inevitable que llame la atención que un jugador tan largo como McIlroy sienta la necesidad de ganar distancia. Desde luego, a bote pronto no parece lógico. «Mentiría si no dijera que en parte tiene mucho que ver con lo que hizo Bryson DeChambeau en el US Open. Su exhibición en Winged Foot fue impresionante y nos hizo pensar a todos, o al menos a mí, en la importancia de tener la mayor velocidad de swing posible. Todo empieza ahí. Claro que es por la distancia, pero no sólo, a mí personalmente me parece más impresionante cómo saca la pelota del rough. Es cierto que su facilidad para dar altura a la bola y frenarla desde la hierba alta no sólo es por su velocidad de swing, sino también por el movimiento tan vertical que tiene y la configuración de los palos. Pensaba que sería posible ganar velocidad de palo sin ir en detrimento de mi swing, pero creo que vamos a tener que ir hacia atrás… y va a ser un camino largo. Esto no se arregla de la noche a la mañana», afirmó.
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Las estadísticas en el THE PLAYERS no dejan lugar a la duda. McIlroy ha sido el tercero en distancia desde el tee, pero se ha metido en muchos problemas. De hecho, en los golpes de salida ha perdido mñas de dos golpes y medio con la media. Aún así, la gran tragedia, seguramente relacionada con esa desconfianza con el juego largo, la sigue teniendo con el putter. En dos días ha perdido casi seis golpes y medio con los demás. Igual debería empezar a recuperar la confianza en los greenes y después seguir con su juego largo… Quién sabe.
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– Por cierto, DeChambeau asegura que tiene más líneas y golpes sorprendentes en estudio para los próximos torneos (incluido el Masters), pero tal y como prometió no los piensa desvelar para evitar la ‘contraprogramación’. Más o menos viene a decir que si me quieren ‘fastidiar’, al menos que se lo curren y piensen lo que podría hacer en según qué torneo, no se lo voy a servir yo en bandeja…
– Dos ingleses mandan en el THE PLAYERS a falta de 36 hoyos. Lidera Lee Westwood (-9) con un golpe de ventaja sobre Matthew Fitzpatrick (-8). Lo más curioso del asunto es que nunca un inglés ha ganado este torneo… Es su particular maldición, como la de los WGC con el golf español.
– Hay que estar jugando muy bien para poder hacer pocas en el Stadium Course del TPC Sawgrass. Es una máxima que se repite cada año. Un mantra. Para aquellos que aún lo pongan en duda, sirva este dato muy aclaratorio: cinco de los golfistas que están en el top ten en el THE PLAYERS acabaron en el top ten la semana pasada en Bay Hill: Westwood, Fitzpatrick, DeChambeau, Kirk y Hoffman.
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– Más allá de Rory McIlroy, las otras dos grandes sorpresas de la semana en negativo son Xander Schauffele y Viktor Hovland. Ambos han roto una racha impresionante. Schauffele sumaba 23 cortes consecutivos en el PGA Tour, mientras que el noruego ha detenido el contador en 22. Por primera vez en mucho tiempo verán el golf desde el sofá de sus casas.
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– El hoyo 17 fue ayer mucho más generoso que el jueves. A falta de que se complete la segunda jornada, un total de 13 bolas terminaron en el agua, menos de la mitad del primer día (35). Eso sí, la suma de las dos rondas (48) no está nada mal. Desde que se contabiliza este dato, año 2003, ya hay más chapuzones en 2021 en sólo dos días que en once años completos. Veremos dónde se detiene la cifra el domingo. El récord es 93 en 2007. No parece probable llegar ahí, pero el segundo puesto con 69 sí está al alcance.
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– La segunda jornada se reanudará a la una de la tarde, hora peninsular española. Se calcula que habrá terminado unos 40 minutos más tarde (el último partido está en el hoyo 16) y a las 13.55 arrancará la tercera vuelta con los jugadores saliendo de dos en dos por el tee del 1. Sergio García ya tiene asegurado el penúltimo partido con Chris Kirk, mientras que todo apunta a que Jon Rahm jugará con Dylan Frittelli, aunque Scott Brown (-3), que aún tiene que jugar hoy el 17 y 18 podría cambiarlo con dos birdies. En el 17 tiene un putt de menos de tres metros para ponerse -4…
