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El norteamericano relata cuándo se dio cuenta de que se le escapaba el torneo

El instante en el que Morikawa sintió que el mundo se le venía encima…

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Collin Morikawa
Collin Morikawa. © PGA Tour

Hasta el hoyo 13 del domingo todo eran risas en la vuelta de Collin Morikawa. El golfista de Los Ángeles tenía el Sentry Tournament of Champions absolutamente bajo control. No había hecho ningún bogey y, sí, Jon Rahm se le estaba acercando, pero tenía por delante hoyos como el 14, 15 o 18 donde los birdies estaban a la orden del día. Cero preocupación. Ningún estrés.

El instante en el que sintió que el mundo se le venía encima fue en el hoyo 14, y no precisamente en la sacada de búnker. «Era un golpe sencillo. Diez de cada diez veces la dejas a menos de cuatro metros y medio con una oportunidad de birdie. Sin embargo, la pegué limpia y me fui al rough. Después el approach se me quedó algo corto», explicaba ayer con una enorme entereza después de vivir seguramente el peor día de su vida en un campo de golf.

Justo en ese instante, cuando tenía el putt de par de algo más de dos metros en el 14, se desató el cortocircuito. Su cabeza cambió. El torneo cambió. Ya nada volvió a ser lo mismo. «Iba a patear para par, miré la pantalla con la clasificación que estaba en el green y me di cuenta de que ese putt que tenía era para empatar. Si lo metía igualaba con Rahm, si fallaba me ponía por detrás. »Ahí cambió la sensación. Ya nada siguió igual. La situación era distinta», comentaba.

A partir de ahí, llegaron los errores en el approach del hoyo 15 y el segundo tiro en el 16. «El chip lo había entrenado mucho en las rondas de prácticas, aunque obviamente y a la vista del resultado no lo suficiente».

La decepción de Morikawa era más que patente y no la podía ocultar. «Siento tristeza, no sé. Es un asco. Trabajas tan duro para darte estas oportunidades y simplemente un mal momento con malos tiros que se acumulan muy rápidamente y pasa esto. No sé lo que voy a aprender de esta semana porque creo que estoy muy cerca de algo bueno, pero realmente no lo fue. Sí, es una mierda», señalaba sin tapujos ni paños calientes.

Morikawa trataba de ser positivo al acabar la vuelta, quedarse con todo lo bueno que ha hecho esta semana, que ha sido mucho, pero ni aún así era posible mantener el espíritu alto. Al menos, no era posible hacerlo en caliente. «Yo diría que ha sido el peor momento de mi carrera hasta ahora. No se me ocurre nada más. Sí, es difícil mirar lo positivo, la verdad.

De momento se queda un par de días en Hawái para tratar de superar el luto, aunque no será fácil. «Voy a descansar y disfrutar un poco más de Hawai. No va a ser tan genial, pero seguirá siendo bueno. Mi mente ya está pensando en lo que tenemos que hacer. Me va a doler, pero tengo que superarlo porque todavía estamos en los primeros compases de la temporada», remataba.