A Jon Rahm (-11) se le ha puesto muy cuesta arriba el objetivo de ganar por primera vez la FedEx Cup después de firmar una tarjeta de 71 golpes en la tercera jornada del TOUR Championship y quedarse a nueve golpes de un líder inconmensurable, Viktor Hovland (-20), que hoy ha dicho adiós a todo el mundo con una ronda de 66 golpes y mañana saldrá con seis de ventaja sobre el segundo, Xander Schauffele (-14).
East Lake se había puesto hoy el traje de gala, con unos greenes aún más firmes y vertiginosos y un buen puñado de banderas algo más que juguetonas. Como tiene que ser, por otro lado, o uno espera en citas de este calado. Y no puede decirse que Rahm no haya estado a la altura del reto. Es más, su ronda de golf se ha parecido mucho más a la del viernes, la del 65, de lo que pueda parecer. Sobre todo, porque desde el tee ha vuelto a estar muy sólido. Pero toda esa sucesión de detalles que tienen que alinearse en tu favor para que de verdad cuaje un gran resultado, más que ordenarse en la línea correcta se le iban despistando al español…
Si acaso, vista la vuelta en su conjunto y atendiendo a la exigencia de la cita, podría echarse en cara el jugador vasco no haberlas dejado un poquito más cerca en algunos hoyos determinados. Y ni por esas termina de entenderse con lucidez que su resultado se fuera sobre el par del campo.
Un resumen burdo que explique el cicatero 71 final bien podría ser el siguiente: dos crueles corbatas (hoyos 3 y 16), un par de bolas asomadas a la cazoleta (hoyos 4 y 6) y un único drive errado de manera alevosa, precisamente en el peor lugar, el hoyo 8, donde se iba al agua de salida y se marchaba de allí con un doble bogey muy costoso. Ni siquiera puede decirse que su putter anduviese destemplado, digan lo que digan las estadísticas.
Jon ha mantenido la buena línea del viernes. Así ha sido por juego y sensaciones, aunque no termine de salir de ese extraño limbo en el que cuesta mucho más encadenar registros notables. Una línea de juego y consistencia que debe seguir en la última ronda de la temporada, a la espera de un cortocircuito de Hovland que pueda meter en la pelea a unos cuantos candidatos, entre los que se encontraría el de Barrika, que al fin y al cabo está a sólo tres golpes del segundo clasificado.
