El THE PLAYERS todavía no tiene dueño. Ni siquiera, puestos a apurar, es cosa de dos o de tres. Es la primera y principal conclusión que puede extraerse una vez finalizada la tercera jornada. El nuevo líder es Xander Schauffele (-17), que ha dado una lección de buen juego en muchos sentidos, pero sobre todo en lo que se refiere a las recuperaciones alrededor de los greenes en el TPC Sawgrass, sacando adelante más del noventa por ciento de las que ha tenido que afrontar en el total de las tres jornadas (13/14), una verdadera monstruosidad en este campo, con este rough.
Schauffele, que precisamente cerraba la ronda con un aprochito fabuloso en el 18 para dejarse dado el par y mantener el liderato en solitario, ha firmado una tarjeta de 65 golpes, ganándole la partida con meridiana claridad a su compañero de partido, líder destacado al inicio del día, Wyndham Clark (-16), al que mañana toca ejercer de cazador, repitiéndose el duelo en el partido estelar.
Antes, Brian Harman (-15) había entregado un sublime 64, metiéndose hasta las cejas en la lucha por la victoria y abrochando un parcial de quince menos en las dos últimas rondas. Ni que decir tiene que un killer como él en los greenes sale mañana con todas las opciones del mundo y alguna más. Harman, además, no hace falta ni repetirlo, no es sólo un gran pateador, sino un competidor muy bravo, muy valiente, que salió de aquel exitoso reto en Royal Liverpool (lo ha dicho él varias veces en los últimos tiempos) convertido en un jugador de otra dimensión.
Clark, y su vuelta de 70 golpes, que no está nada mal pero que este sábado no marcaba las diferencias de ninguna de las maneras (casi un tercio de los competidores ha firmado hoy tarjetas de 68 golpes o mejor resultado), ha entreabierto las puertas a un puñado de candidatos, al margen de Schauffele y Harman. Como mínimo, cuatro: Maverick McNealy (-13), Matthew Fitzpatrick (-13), Sahith Theegala (-12) y Scottie Scheffler (-12). Como se ve, se nos ha quedado preparado un domingo soberbio en Ponte Vedra Beach, con al menos siete ‘bichos’ en la pugna.
Como no podía ser de otra manera, a pesar de las molestias que viene sufriendo en el cuello, llueva, granice o el sol abrase el planeta, el Número Uno del mundo todavía tenía que asomarse de alguna manera. Y lo hacía justo al final, cuando la soga ya le apretaba de verdad después de otro día tibio en los greenes, despertando por puro coraje competitivo y convirtiendo tres birdies consecutivos en los hoyos 16, 17 y 18. A Scheffler hay que ganarle dos y hasta tres veces para asegurarte de que no te birla el trofeo en un último esprint imposible.
También Clark, a pesar de los pesares y de esa espantosa bola que tiraba al agua en el 17, rezuma carácter y coraje. Es un hueso duro de roer que en el peor de los casos venderá carísima su derrota. Era casi una certeza que no podría mantener el ritmo salvaje de conversión en los greenes que venía mostrando, pero incluso este sábado, sin ser su mejor vuelta, ha dejado claro otra vez que sus argumentos van mucho más allá de un putter encendido (vaya manera que tiene de empalar los hierros). Ganó el US Open, dijo que venía para quedarse en las alturas y no está faltando a su palabra.
McNealy es nuevo en estas lides de gran torneo, aunque cada vez muestre más hechuras. Y en cuanto a Fitzpatrick y Theegala… A ellos, especialmente al inglés, hace tiempo que se les quedó muy pequeño el cartel de simples animadores. Son jugadores de naturaleza volcánica, muy capaces de casi cualquier cosa.
Quizá haya sorprendido un poco la preparación del campo, esa es la verdad, con unos greenes más blandos de lo esperado y, en general, más manejables de lo que pueda demandársele a un torneo de este calado. Cuestión de opiniones, claro. Veremos cómo aparece mañana el Stadium course y si todo respondía a un plan con más enjundia (sábado loco y domingo de apretarse los machos, por ejemplo).
