Sentado con las piernas cruzadas en la cama de un hotel de Hong Kong rodeado de papeles y números. Así estaba una madrugada de noviembre de 2009 Pablo Martín Benavides. La calculadora echaba humo y las cuentas le salían a duras penas. Tenía medio cuerpo asomado al precipicio. Mantener la tarjeta ese año dependía de lo que hicieran en la última ronda de aquel torneo asiático un puñado de jugadores. Finalmente, salió la combinación ganadora y el malagueño pudo mantener los derechos una temporada más.
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Menos de un mes después se jugó el primer torneo de la siguiente campaña, el Alfred Dunhill Championship en Sudáfrica. Pablo ganó y se aseguró la tarjeta dos años más. Entre la escena de las piernas cruzadas y la del pesado trofeo levantado con las dos manos habían pasado un puñado de días.
La panzada de entrenamiento de golf que se debió pegar Pablo entre Hong Kong y Sudáfrica, pensará alguno. Pues bien, todo lo contrario. No tocó un palo en ese tiempo y convenció a su hermana María para que lo acompañara a Sudáfrica. Lo afrontaron con un viaje de vacaciones, un safari para disfrutar de los espectaculares paisajes y los no menos extraordinarios animales que habitan en el Parque Kruger.
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Cero expectativas. Gran victoria. Ganó con una vuelta fabulosa de 63 golpes el segundo día y aguantando la embestida de Charl Schwartzel en un precioso mano a mano final el domingo. Era su segundo triunfo en el European Tour, el primero como profesional. Curiosamente, venció como Estoril, cuando hizo historia al convertirse en el primer amateur que ganaba en el Circuito. Ganó cuando nadie lo esperaba, especialmente, él mismo. Ahí consiguió hacer aflorar el inmenso talento que lleva dentro.
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Un día antes del triunfo de Pablo Martín en el Alfred Dunhill, el mundo del golf quedó en estado de shock. Tiger Woods anunció oficialmente una retirada indefinida de los torneos de golf.
Así lo contamos en 2009 en Ten Golf:
