Sergio García hace tiempo que mantiene un constante e intenso monólogo interior. Su nivel de exigencia y expectativas es como un potro desbocado al que hay que sujetar bien fuerte las riendas para que no pierda el control. Lleva muchos meses, más de lo que muchos saben, trabajando este aspecto de su personalidad, aunque obviamente no siempre con el mismo éxito de resultados. Mantiene la explicada batalla entre la paciencia y la frustración y el asunto va por días, aunque lo cierto es que los buenos días son muchos más que los malos.
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En México llegó a perder la paciencia tras la segunda jornada. En cierto modo bajó lo brazos, no tanto a la hora de competir, ya que siempre intenta hacerlo lo mejor posible, sino al hecho de no transmitir alegría en el campo, de estar prácticamente seguro de que antes o después algo malo iba a pasar… Y claro, acaba pasando.
Sergio García hoy ya ha visto el vaso medio vacío
No obstante, la buena nueva de Chapultepec es que Sergio ha resetado después de la tercera ronda. Se puede decir que el sábado por la tarde tocó fondo, pero hizo examen de conciencia, habló con su grupo más cercano y leal y se ha dado cuenta de que hay que meterle una inyección extra a la paciencia. Ha hecho autocrítica, lo cual siempre es un paso adelante importante, y tiene claro lo que hay que hacer.
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Por lo pronto, se ha puesto un tarea por delante. Va a bajar las revoluciones de su cabeza. La exigencia y las expectativas siempre van a estar altas porque va en su ADN y su condición de gran estrella del golf mundial, pero va a trabajar por mantener la cabeza fría y la ilusión aunque no terminen de salir las cosas. En definitiva, ser más positivo y relajarse con la confianza y seguridad de que antes o después las cosas van a salir. Sergio, en cierto modo, admite que en los últimos días no ha tenido la mejor actitud mental y promete trabajar para corregirlo.
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En cualquier caso, lo más importante de todo es que el juego está ahí. De tee a green se encuentra como en sus mejores tiempos y sólo necesita pulir algo más su juego corto. El putt está funcionando bien, con altibajos, pero nada que deba preocupar. Está trabajando más que ningún otro año en su carrera y ha decidido, por ahora, no meterse más prisa de la cuenta. Quiere dejar que los resultados salgan por sí solos, sin forzarlos y eso desde luego es una buena señal. Otra buena idea es que la próxima cita de su calendario es en Sawgrass, uno de los tres campos del mundo que más gusta a Sergio.
