Collin Morikawa (-19) ha ganado el WGC Workday at The Concession, primer campeonato del mundo del año 2021 después de firmar una tarjeta de 69 golpes en la última jornada. Este joven californiano, quizá con menos carisma que otras figuras emergentes, es verdaderamente una estrella capaz de marcar una época. Una prueba significativa de ello: hoy ha jugado la última jornada como un líder de tomo y lomo, de cemento, de muchos quilates, de juego inabordable e inmune a la presión. Tanto, que hasta los últimos hoyos más bien parecían un paseo, lejos de la emoción que se presumía. Y no nos engañemos: si ninguno de los ataques que recibió llegó a buen puerto fue también porque no mostraba fisura alguna a lo largo y ancho de la ronda. Un bogey en el hoyo 2 sí pareció abrir alguna puerta al resto, pero Collin enseguida demostraba que no se iba a deshacer así como así.
El morrosko de Barrika no sabe lo que son los minutos de la basura
Morikawa no es Tiger, ni por asomo. Tampoco parecía un jugador destinado a ejercer un dominio aplastante en esta era de máxima igualdad en la parte alta de los rankings, pero también hay indicios que dicen lo contrario. De momento, dejémoslo como sigue: no es Woods, pero arroja algunos números que Tiger habría firmado…
¿O no es llamativo que ganase el PGA de 2020 siendo el segundo Grande que jugaba? Y por si nos pareciera una casualidad, ¿no resulta ‘sospechoso’ que haya ganado un campeonato del mundo al tercer intento? Hay que tener un juego muy estable, muy completo, y una cabeza muy bien puesta sobre los hombros para alcanzar tales logros. Es que el muchacho estaba jugando esta semana su torneo número 42 como profesional. Es que ni siquiera han pasado dos años desde que abandonó su condición de amateur… Y es que, en definitiva, había ganado por primera vez en el PGA Tour en su sexta tentativa como profesional, por más que fuera un torneo menor del circuito estadounidense (Barracuda Championship 2019). Morikawa no es Tiger, por Dios… Pero a veces lo parece.
El golf rinde un bonito homenaje al mítico ‘Sunday Tiger’
La historia de la última jornada en The Concession se resume en un juicio puro y llano: salvo en el hoyo 2, Morikawa no ha fallado ni un solo golpe. No al menos de una manera aparatosa. Es que ha sido el segundo mejor en la estadística de greenes en regulación (casi el ochenta por ciento a lo largo de toda la semana; es que ha sido el número uno en la estadística de golpes ganados a la media del campo de tee a green; es que en las tres últimas rondas nadie ha pateado mejor que él, en unos greenes verdaderamente complicados; es que también ha sido de los cinco mejores desde el tee; y el mejor con los hierros…
El líder desvela su arma secreta y Tiger Woods estará hoy ‘presente’
Y tampoco se puede argumentar que el resto de candidatos se lo ha puesto sencillo. Es cierto que algunos de los que salían más cerca en la tabla no acertaban a meter la directa en el momento y lugar precisos (Koepka, Simpson, Reed o McIlroy), pero también lo es que el compañero de partido del joven californiano, Billy Horschel (-15), sí arrancaba con más fuerza y llegaba a igualar en el liderato saliendo del green del hoyo 3; y que el ataque sostenido de Viktor Hovland y Scottie Scheffler tenía su miga…
Morikawa se había desbocado, pero al final viviremos emociones fuertes…
No le demos tantas vueltas: las apreturas podían haber sido aún mayores para el ganador de la mano de los candidatos de más peso y lustre, es posible, pero él ha sido quien de verdad ha gobernado en todo momento la situación y, no lo olvidemos, quien ha sometido con mano firme a un campo siempre presto a doblarte con alguna cornada. Esa es la madre del cordero: si los Koepka, Rory y compañía no han podido apretar más las tuercas, será que no iban sobrados en este campo, mientras que Morikawa, la verdad, sí ha transmitido esa sensación por momentos, la de ir sobrado.
Corti: una conexión al instante
Sergio García (-4), como ya había quedado dicho en la previa de esta última ronda, no aspiraba seguramente a asaltar el liderato. Sin embargo, cualquier otro objetivo con el que partiera se veía inmediatamente comprometido con un arranque de vuelta demoledor: triple bogey en el hoyo 1 tras perder la primera bola desde el tee y bogey en el 2. Después iba a luchar el español por meterse como fuera en la pelea, por entonarse, pero sin el acierto necesario.
La batalla menor (pero muy jugosa) que también librará hoy Sergio
No se le puede poner un solo ‘pero’ a su actitud, pues se marcha del The Concession sin haber enchufado ni un solo putt de birdie desde más allá de nueve pies (2,74 metros), circunstancia capaz de volver loco al más pintado, por más que los greenes fueran diabólicos. A ver: el ganador, Morikawa, además de ser el mejor o uno de los mejores en todas las parcelas del juego de tee a green, ha embocado hasta siete putts de birdie desde más allá de los diez pies (tres metros). Hombre, es que alguna alegría de ese tipo hay que darse de cuando en cuando…
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