Inicio WGC WGC Workday at The Concession Y por si fuera poco, aparece en escena Mark O’Meara…
Declaraciones de Collin Morikawa tras su victoria en el WGC Workday at The Concession

Y por si fuera poco, aparece en escena Mark O’Meara…

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Mark O'Meara, Rory McIlroy y Tiger Woods en el Emirates Golf Club en 2014. © Golffile | Eoin Clarke
Mark O'Meara, Rory McIlroy y Tiger Woods en el Emirates Golf Club en 2014. © Golffile | Eoin Clarke

Collin Morikawa se marchó del Omega Dubai Desert Classic apretando el paso, sin escuchar a nadie y con una frustración que le salía por las orejas. No había conseguido bajar de 70 golpes en el Majlis Course del Emirates, había pasado el corte sobre la bocina y terminaba el torneo a 24 golpes del campeón, Paul Casey. Fue una semana difícil de encajar. Un paso atrás.

Su enfado era evidente porque incluso se negó a atender la petición de este medio de comunicación. Había jugado la última ronda con Miguel Ángel Jiménez y nos parecía una buena historia saber la opinión del último campeón del PGA Championship sobre el malagueño. Contestó con un «no» rotundo a la propuesta, sin dar más explicaciones y sin parar la marcha. Su frustración por el juego era obvia. Su principal preocupación estaba en los greenes. No se sentía cómodo con el putter.

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Es entonces cuando entra en escena Mark O’Meara. El martes de la semana previa del Genesis Invitational, Morikawa está jugando una ronda de golf con amigos. Uno de ellos comenta que O’Meara estaba utilizando un curioso grip de putt que se conoce como agarre de sierra. Collin no dijo nada entonces, pero se quedó con la copla en su cabeza. Al día siguiente jugó 18 hoyos en el TPC Summerlin, en Las Vegas, donde reside, y decidió utilizar el grip de sierra. «Vamos a probar, no creo que haya nada que perder», se dijo. Fue un desastre. No metió un putt. Cero.

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Al día siguiente fue a entrenar al Summit, el campo donde habitualmente practica Morikawa, y se encontró casualmente con O’Meara. Le preguntó si podían hablar diez minutos y estuvieron una hora. «No quería que me diera un consejo, sólo le pregunté cómo utilizaba el grip de sierra y por qué lo hacía. Después de escucharlo aún estaba indeciso», explicó.

Sin embargo, decidió darle una oportunidad en Riviera Country Club y las sensaciones fueron muy buenas, a pesar de que los datos no acompañaron. «Creo que fallé unos diez putts de menos de tres metros y la mayoría serían de dos o dos y pico. Sin embargo, me noté muy cómodo. El problema esa semana estuvo en el chipping. No las dejé cerca. El golpeo de la bola con el putt era muy bueno y lo sentía bien en todos los putts, cuesta arriba, cuesta abajo, de derecha a izquierda, de izquierda a derecha… Supe en Riviera que este era el buen camino y esta semana me he notado muy bien en los greenes», explica.

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O’Meara es el último personaje que faltaba por aparecer en esta relación que se ha establecido en la distancia entre Morikawa y Tiger Woods. Los números del flamante campeón del WGC Workday Championship se acercan a los del gran Tiger y O’Meara, como ya sabrán, fue una especie de hermano mayor en sus primeros años en el PGA Tour. Mantuvieron una relación excepcional. Fue casi su mentor y ahora se cruza en la vida de Morikawa. Otro curioso guiño del destino.

Hablando de Tiger, Morikawa aclaró que tanto él como todo su equipo de trabajo hicieron todo lo que estuvo en sus manos para tratar de salir a jugar el domingo de rojo y negro. Tenía los pantalones, pero necesitaba el polo rojo. Lo pidió a Adidas y se lo mandaron, pero nunca llegó por problemas en el transporte. «No pasa nada si no puedes vestir como Tiger, lo importante es que hoy juegues como él», le dijo su entrenador a modo de empujón final antes de salir el domingo. Una buena arenga.

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Más allá del putt y el juego corto, con esos dos momentos claves en los hoyos 11 y 12, con dos buenas recuperaciones para par y birdie, Morikawa tiene claro que su fortaleza son los hierros. «Es el pilar de mi juego y lo que me permite estar tranquilo. Es mi fortaleza y siempre me agarro a ellos en momentos de presión. Tengo mucha confianza con los hierros y sé que si tengo la distancia correcta me puedo dejar una opción de birdie», apunta.

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Por último, tras su victoria en el WGC, Collin no quiere cometer el mismo error que sucedió tras ganar el PGA Championship. «No sé qué pasó pero de pronto tenía la sensación como si lo que había hecho ya fuera suficiente. Me volví perezoso. De pronto, llegaba a los torneos y no tenía el hambre por ser el mejor esa semana. Me di cuenta tras fallar el corte en el US Open y el Shrinners. Tuve una charla sincera con mi caddie y mi entrenador y decidimos que había que resetear. Mentalmente fue un error y no lo quiero volver a cometer».

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