Jon Rahm (PAR) ha entregado una tarjeta de par en la tercera ronda del Masters de Augusta, justo antes de la suspensión por tormenta eléctrica. Otra vuelta de par. La tercera de la semana. Ahí lleva atascado el golfista de Barrika desde que empezó la semana. No es un mal resultado, ni mucho menos, pero tampoco es suficiente para estar metido de verdad en la batalla por ganar el torneo. Es como si tuviera atascada la caja de cambios.
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La explicación hay que buscarla en los greenes. Su juego largo está sólido y consistente como de costumbre. Algún golpe se puede fallar, sólo faltaba, aunque en realidad los únicos errores que ha cometido hoy el golfista vasco han sido más fruto de una equivocación al juzgar el viento que de algo técnico. Ha tirado muy buenos hierros, ha sido agresivo, ha buscado el trapo y muchos de sus tiros han volado por encima de la bandera.
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Los cuatro bogeys que le han caído han sido siendo valiente, como en el hoyo 11, el 7 o el 14. Estaba apretando para intentar remontar posiciones y, entre el viento y que la diferencia entre una opción de birdie y un bogey casi inevitable es mínima en Augusta, no le ha salido. Quizá el golpe más fallado del día ha sido la salida del 4, aunque es un tiro muy tenso y han caído bogeys a gogó.
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En realidad, el putter le ha ayudado muy poco hoy a Rahm. Sólo ha aparecido al final y es lo que le ha permitido acabar al par, con un gran birdie en el 16 desde cuatro metros y medio. Los otros birdies han sido dados, pateando para eagle en el 8 y 15 y en el 3 con un buen putt corto. No hay más. En todos los campos, y muy especialmente en Augusta, hay que meter putts de entre dos y seis metros cada día para estar en la pelea por ganar torneos. Jon esta semana está negado en ese aspecto. Hoy incluso se le ha visto más tenso que de costumbre en algunos putts cuando veía que no terminaban de entrar… Hay que tener la paciencia muy alta para aguantar tanta opción que se marcha.
«Bien, Fuenterrabía, bien»
La victoria queda fuera de radar para Jon, pero su juego largo le permtirá mañana tener la opción de acabar en el top ten. Eso sí, para ello necesita desatascar la caja de cambios y empezar a meter putts.
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José María Olazábal (+5) ha tenido un final de vuelta muy doloroso. Hasta el hoyo 15 ha bordado el golf. A partir de ahí, ha fallado el tercer golpe a green y se ha ido al agua y ha cometido otros dos errores seguidos en el 16 y 17 que le han costado sendos bogeys. Más allá de estos errores puntuales que le han salido demasiado caros, Chema ha vuelto a jugar un golf fantástico que invita al optimismo en el futuro. Más allá de lo que pueda ocurrir este domingo, Olazábal ha vuelto y podrá pelear por ganar y, sobre todo, divertirse en el Champions Tour. De tee a green está muy sólido. Está pegando al drive con mucho ritmo y sus hierros son una delicia. Qué bonito es pensar que podremos disfrutar de él y con él de nuevo.
