He visto todos los golpes de José María Olazábal y Jon Rahm en la tercera ronda del Masters de Augusta y, desde luego, es un mal día para los resultadistas. Los dos han hecho un gran trabajo y lo que pone la tarjeta no demuestra fielmente cómo han jugado. Eso pasa muy a menudo en golf y mucho más en Augusta. Hoy tenemos que mirar más allá para tener un análisis certero de lo que ha ocurrido. El análisis certero es fundamental para seguir progresando.
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Empezamos con Olazábal. La apariencia es de vuelta fea de 75 golpes cuando en realidad ha estado muy lejos de eso. Chema ha hecho un gran trabajo y es para estar contento. Como pasa a veces en la competición son pequeños detalles que pueden marcar mucho, como en el 15. Yo me he visto en esa misma situación y la diferencia entre los dos golpes que pegó, el primero que se fue al agua, y el segundo que se quedó al fondo de green después de dropar, es mínima. Igual hubo medio metro de diferencia entre el lugar de green donde dio el primer bote una bola y la otra. La diferencia es que una coge borde, hace mucho efecto y sale hacia atrás y la otra sale hacia adelante. Eso le ha costado un doble bogey. En el hoyo 16 buscaba una bola abierta y le salió recta y en el 17 la sacó un poco más por la izquierda de donde quería. Así es este deporte y, sobre todo, así es Augusta.
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Olazábal tiene que estar muy contento con lo que está haciendo. Sigue progresando en la competición y hoy domingo tendrá una nueva oportunidad para dar otro pasito más al frente.
En cuanto a Jon Rahm, insisto en los mismo. El resultado no demuestra cómo ha jugado. He visto todos sus golpes y ha pegado unos tiros fantásticos, lo que ocurre es que en Augusta eso no siempre es sinónimo de éxito. Hay que asumirlo y entenderlo. Hay cambios de viento, una bola que sale más fuerte de lo que esperabas del rough, como en el 7, otra que bota más fuerte de lo que esperabas en green, como en el 11, y acaba en una zona difícil para recuperar… Es así este campo y eso no significa que se juegue mal. Son pequeñas batallas que están en equilibrio y que a veces caen de un lado y otras de otro.
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También le está faltando a Jon agarrar ese buen momento que le permita tener una racha importante. Un buen ejemplo son los putts que tiró en los hoyos 4 y 6. Están muy bien tirados, pero no entran y no ayudan. Ha hecho una vuelta de par, pero de verdad que no ha estado nada lejos de ser una vuelta mucho más baja. Hay que hilar fino con los análisis en Augusta. Viendo como jugó ayer, yo no descarto que hoy pueda hacer un vueltón. Su golf tiene que ser igual de bueno y, además, le tienen que salir las cosas.
