¿Qué importancia puede tener embocar un putt de dos metros y medio para salvar el par en el último hoyo de una ronda muy sufrida, vivida y luchada por momentos desde el alambre, que acaba con un resultado de 70 golpes, par en el día? Este ha sido exactamente el remate de Jon Rahm (PAR) a su primera vuelta en el PGA Championship.
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Y aún más: ¿qué importancia puede tener embocar un putt de idéntica distancia, dos metros y medio, para terminar con birdie en el 18 una ronda que por momentos apuntaba a la tragedia y repleta de frustración? Porque este ha sido asimismo el remate de Sergio García (+3) a su primera vuelta en Harding Park, jugando precisamente junto al de Barrika.
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Desde un punto de vista frío y objetivo, la importancia de ambas acciones es sólo relativa. Escasa, incluso. Total, un golpe más o menos con 54 hoyos por jugar… Sin embargo, no sólo de objetividad vive el golfista. Rahm, por ejemplo, venía remando a tirones y terminaba la jornada al alza, una sensación que quedaba apuntalada con ese par final. El vasco no le ha pegado bien a la bola por los primeros nueve, pero no le perdía la cara al reto y, poco a poco, iba entonándose. Eso sí, sigue sin darse la alegría de enchufar uno de esos purazos que simplifican las cosas y ayudan una barbaridad a soltar lastre. A punto estaba de acertar con uno en el 17, pero la bola se le quedaba asomada por un lateral del hoyo.
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Lo de Sergio había sido aún más duro, pues por momentos parecía que se iba del torneo después de fallar hasta tres putts de menos de dos metros en el primer tercio de la vuelta. Sin embargo, también iba a regresar a la buena senda, finalizando con dos birdies en los hoyos 16 y 18 después de empalar sendos golpazos (en el 18 no andaba muy lejos de embocar desde la calle, de hecho). La diferencia es bárbara. Mañana, con un corte que bien se puede ir a +2, no necesita un milagro para meterse en el fin de semana y darse la oportunidad de remontar en un campo que le puede ir como anillo al dedo.
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Algo similar podríamos concluir del arranque de Jorge Campillo (+4), pues su vuelta quedaba completamente marcada por un triple bogey en el 18, justo en el meridiano del recorrido (había salido por el 10). El extremeño necesita, eso sí mejorar sus prestaciones desde el tee, aunque su raquítico porcentaje de calles cogidas que le anotan las estadísticas oficiales es engañoso, pues se ha hartado de poner la bola en el primer corte de rough, que es prácticamente inofensivo. Ha sido capaz de hacer birdies, pero necesita algo más de consistencia y regularidad para alcanzar el viernes la línea del corte. En el último tercio de su ronda, Jorge sacaba adelante un parcial de -2 que puede ser el inicio interrumpido de algo realmente bueno…
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No debe servir de excusa, porque de hecho se han dado un puñado de resultados por debajo del par en el turno vespertino, pero es muy cierto que los tres españoles han bailado hoy con la más fea y en la segunda jornada pueden (y hasta deben) sacar ventaja de unas condiciones menos ventosas.