Hace sólo tres años Eric Cole estaba dando clases de golf en un club de Jupiter, en Florida. Su sueño siempre fue competir en el PGA Tour y los majors, pero cada año sin remisión se estrellaba contra el mismo muro. Ni siquiera alcanzaba el Korn Ferry Tour. Lo intentó en 2009. Y nada. Lo intentó en 2010. Y nada. Lo intentó en 2011. Y nada. Lo intentó en 2012. Y nada. Lo intentó cada año hasta 2020 y sólo dos veces tuvo la tarjeta de la segunda división americana, en 2017 y en 2020. En las dos ocasiones perdió los derechos ese mismo año.
Cualquier otro en su sano juicio habría tirado la toalla. Habría escuchado los consejos que amigos y familiares le deslizaban aquí y allá. Esos que le decían que ya estaba bien de frustraciones, que dar clase de golf también es una excelente manera de ganarse la vida. Pero Cole sabía que tenía algo. No iba a renunciar así como así. Primero porque el golf le corría a borbotones por la sangre. Porque su padre, Bobby Cole, sudafricano de nacimiento, ganó un torneo en el PGA Tour (Buick Open 1977) y fue el ganador más joven del British Amateur a los 18 años. Porque su madre, Laura Baugh, jugó durante 25 años el LPGA Tour, fue rookie del año, sumó más de 70 top 10 y ganó el US Amateur en 1971.
Y segundo porque no hacía más que ganar y ganar. Sí, ganaba en los circuitos menores, pero ganaba. Más de 50 torneos se ha metido en el bolsillo… Y se sigue metiendo. El mes pasado, ya con la tarjeta del PGA Tour en su poder y haciéndolo bien (por ejemplo fue segundo en el Honda Classic), se impuso en el Palm Beach County Open de la Minor League Golf Tour y se embolsó un cheque de 8.000 dólares. Competir le vuelve loco.
Con esta historia y a sus 34 años se pueden imaginar la ilusión que pudo hacerle acostarse el jueves como líder en solitario del PGA Championship 2023. Aún no ha terminado su ronda, pero este éxito no se lo quita ya nadie. Marcha con cinco bajo par después de 14 hoyos donde su putter escupió fuego. Le quedan cuatro para terminar. Volverá este viernes a las siete de la mañana hora local para pegar su segundo golpe en el hoyo 6. Está en la calle.
Si Cole mira por el retrovisor le pueden temblar las canillas. A un golpe está Bryson DeChambeau (-4) y a dos se encuentran Dustin Johnson (-3) y Corey Conners (-3). Dos campeones de majors y un ganador del PGA Tour. Casi nada. Un golpe más atrás están Ryan Fox (-2), Viktor Hovland (-2), Keegan Bradley (-2) y Adam Scott (-2), que acabó con un doloroso doble bogey en el último hoyo cuando la luz ya caía sobre Oak Hill.
Diecinueve jugadores marchan bajo par con varios aún con su vuelta por acabar y el corte provisional está situado en +3. Y eso que el jueves ha sido el día, en teoría, con mejor condiciones de juego. Hoy se espera bastante viento. Agárrense los machos.
