La clasificación del PGA Championship a falta de dos rondas tiene una pinta excepcional. No defrauda Oak Hill. Hay que jugar de lo lindo al golf para estar arriba en Rochester y eso es lo que refleja la tabla, jugones haciéndolo muy bien. Hay tres líderes empatados a -5. A saber, Scottie Scheffler, Viktor Hovland y Corey Conners. Tres golfistas que lo han hecho de cine de tee a green los dos días y que, sobre todo, han metido muchos putts. Porque sí, para estar arriba en este PGA es impepinable fallar poco, pero para ganar hay que meter putts. Y de momento, Hovland, Scheffler y Conners están metiendo más que nadie, sobre todo esos delicados de par que se mueven entre los dos y cuatro metros. Los putts electrificados.
A Scheffler han conseguido atarlo en corto y no fue fácil. Hubo un momento en el día que apuntó a escapada de colombiano en una etapa pirenaica. Sin embargo, de pronto, se mostró humano, hizo su primer bogey del torneo en el intento 30, que se dice pronto viendo las barbas que se gasta el rough neoyorkino. Sí, falló un putt. Albricias. Y realizó una segunda concesión en el 18, su último hoyo, otro bogey para ser generoso y compartir el liderato. En cualquier caso, es imposible descolgarle del cuello el cartel de máximo favorito al triunfo. Todo lo está haciendo bien.
Sus compañeros de viaje en este liderato, además, son inexpertos en estas lides. Nacieron para jugar bien en estos campos. Porque no se puede ir más recto que Conners, no se puede tener un swing más equilibrado, con más ritmo… Es casi apolíneo. Ya sabemos que cuando el canadiense patea bien, está arriba. Lo demás viene de fábrica. Y Hovland está siendo el gran escapista de este PGA. Está consiguiendo librar las trampas de Oak Hill con mucha habilidad y su poquita de suerte, que siempre es necesaria, como en el 14, con ese drive que se iba fuera de límites hasta que rebotó con la valla.
La clasificación está inmensa. En apenas seis golpes, poca diferencia con 36 hoyos por delante, tenemos a Bryson DeChambeau (-3), al que hoy pareció faltarle un poco de gas; Justin Suh (-3), la gran sorpresa, jugó con Arnaus y las metió desde todas las esquinas, no será fácil mantener ese ritmo; Brooks Koepka (-2), que viene hacia arriba y que parece no haber mostrado aún su mejor versión, cuidado; Callum Tarren (-2), la otra sorpresa; Justin Rose (-1), el eterno candidato; Taylor Pendrith (-1), otra maquinita del juego largo, Rory McIlroy (PAR), descabalado, pero en la pelea; Shane Lowry (PAR), que pasaba por aquí y sin hacer ruido ha presentado su candidatura; Collin Morikawa (+1), Dustin Johnson (+1) y Patrick Cantlay (+1). No pinta mal el asunto.
Y por detrás, que venga quien tenga que venir, aunque es inevitable fijar la vista en Jon Rahm y su +4. Quién sabe si no será el gran animador del moving day. O Patrick Reed (+3), Max Homa (+3), Xander Schauffele (+4), Cameron Smith (+4) o el mismo Tony Finau (+5), para que no digan que no miramos más allá de la boina.
Como cualquier jornada de corte de Grande que se precie, hay una buena pila de grandes nombres que ya está fuera. Pasen y vean: Rickie Fowler, Matt Fitzpatrick, Tom Kim, Gary Woodland, Joaco Niemann, Jason Day, Cameron Young, Talor Gooch, Abraham Ancer o Sungjae Im. Vaya cómo es el equipito. Por favor, jamás dejemos de valorar el peso que tiene un corte en un major.