Rafa Cabrera Bello ha rubricado un buen resultado en la tercera jornada del The Open Championship. Vuelta de 68 golpes en un apacible Old course y ascenso de casi veinte posiciones. Regreso a sus ‘standards’ en St. Andrews. Su parcial en este campo después de once vueltas disputadas es de -24. No está nada mal.
El canario reconocía hoy después de firmar la tarjeta que le costaba mantener las pulsaciones bajo control después de muchas semanas de competición. El British es su noveno torneo en diez semanas y la batería de la paciencia empieza a mandar ya señales acústicas y luminosas. «Me cuesta ser paciente cuando llevo mucha tralla encima. Empiezo a hacer cosas raras, a pegar golpes que no debo… Pero en el British es diferente. Aquí es más fácil sacar un plus extra. A mí, la pila de la paciencia se me acaba rápido, pero esto es diferente. Aquí la puedo apurar», asegura. El British todo lo cura.
Hoy lo ha puesto en práctica. Rafa jugaba en los primeros partidos de la mañana y nada más pisar el tee del uno se daba cuenta de que «era un día para sacar provecho. Los nueve primeros hoyos estaban para reventarlos«. Empezó con brío, con birdies en el 1 y en el 3, pero luego encadenaba bogey, birdie y bogey y pasaba los primeros nueve con un resultado de uno bajo par. Un golfista no va mirando cada pizarra, pero Cabrera Bello tenía claro que con ese parcial se estaba quedando atrás.
Cuando la paciencia está al límite, sus nueve primeros hoyos no ayudan. Opciones que se escapan y muchos birdies en el campo. Sin embargo, en el British Open es distino. Rafa tragó saliva y se dijo: «si queremos estar más arriba hay que reaccionar«.
No fue fácil, ya que el viento empezó a cambiar conforme atravesaba el español los nueve segundos hoyos y se fueron poniendo más complicados. El viento está soplando de la izquierda, lo que pone muchas trabas al final de St. Andrews. Que se lo digan a Eddie Pepperell, que venía reventando el campo hasta que llegó al hoyo 17 y mandó su golpe de salida a la habitación 89 del Old course Hotel. Rafa sacó su mejor juego y el putt se unió a la fiesta. Cazó 17 greenes hoy. Hizo cuatro birdies y un solitario bogey por los segundos nueve.
Precisamente, con el bogey del hoyo 16, volvió a sonar la batería de la paciencia. Se puso roja. Hizo tres putts. Doloroso. En el 17 se dejó un serio compromiso de tres metros para par, sí pateando para birdie, y el recuerdo del 16 aún flotaba en el ambiente. Pero el British todo lo cura. Respiración profunda y dentro. Birdie para acabar en el hoyo 18 y una buena remada.
Queda un día más y un bonito objetivo por delante: mejorar el puesto 21º que logró en Muirfield en 2013 y que de momento marca su mejor resultado en un major. Con paciencia todo llega.
