Inicio The Open Championship The Open Championship 2022 ‘Cameronazo’ en el Old Course de St Andrews
Victoria de Cameron Smith en el The Open Championship 2022

‘Cameronazo’ en el Old Course de St Andrews

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Cameron Smith, ganador del The Open Championship 2022. © Golffile | David Lloyd
Cameron Smith, ganador del The Open Championship 2022. © Golffile | David Lloyd

Cameron Smith (-20) ha ganado la 150ª edición del Open Championship, un título por tanto que trae un sello de distinción entre los hitos históricos de este torneo, el de más solera del golf mundial. Es su primer Grande, pero seguramente no hubiera podido escoger otro momento ni lugar mejor para lograrlo.

Porque además el australiano se lleva la Jarra de Clarete después de exhibirse en el Old Course de St Andrews con una ronda de 64 golpes y una serie arrebatadora de cinco birdies consecutivos que arrancaba en el hoyo 10, justo en ese punto en el que los grandes jugadores, los ungidos, los que de verdad están por encima de la media, son capaces de cambiar el ritmo y marcar la diferencia.

Un señor despliegue, con parada y fonda gozosa en todas y cada una de las parcelas del juego: en el 10 se dejaba una opción de metro y medio tras pegar un drivazo a la entrada de green en este par 4 corto y luego hilvanar un fino aprochito y embocar un putt de metro y medio; en el 11 la enchufaba desde casi cinco metros; en el 12 desde algo más de tres; en el 13 desde más de cinco; y en el 14, después de otro fino aprochito, embocaba desde metro y medio. Justo por detrás, en el partido estelar, Rory McIlroy (-18) asistía desde la distancia a la exhibición ‘aussie’. Durante la primera mitad del recorrido, con un juego académico y el pulso firme, el norirlandés había llevado con cierta tranquilidad el mando de las operaciones, pero sin terminar tampoco de dejarle claro al resto que la Jarra de Clarete era suya y solo suya, tal y como deseaban el ochenta por ciento (o más) de los miles de aficionados presentes.

Por si el despliegue se le hubiera quedado corto a alguien, Smith salvaba en un alarde de control y sangre fría un par de altura en uno de los pares 4 más complicados de la historia de los ‘majors’, el 17 del vetusto y adorable Old Course, para dar el jaque mate. El australiano, después de un deficiente segundo tiro, burlaba la intimidante presencia del road bunker con un putt al más puro estilo links, jugando con los contornos de la archifamosa trampa de arena, para dejar la bola a tres metros de la bandera y después, por supuesto, enchufar el engorroso putt. ¿Alguién pensaba que no lo iba a enchufar?

A su lado, Cameron Young (-19), por cierto, rubricaba con un eagle en el 18 un segundo puesto maravilloso después de cerrar un vueltón de 65 golpes y de, incluso, haber dejado la bola más cerca de las banderas que el propio Smith. ¿Nunca había ganado un Grande un jugador de nombre Cameron? Pues hoy, en St. Andrews, no quedaba otro remedio.

Vistos los buenos resultados que se han dado hoy en esta esquina mágica de Escocia, y visto también casi desde el principio que Viktor Hovland (-14), el otro gran candidato al inicio del día, no estaba fino, podríamos caer en la tentación de responsabilizar sólo a McIlroy de su derrota, porque al fin y al cabo Smith le ha enjugado una diferencia de cuatro golpes en 18 hoyos. Pero, ¿no es más justo poner el foco sobre la exhibición de Smith y Young? Vaya manera de jugar al golf. Vaya el control de las distancias que ambos han mostrado, vaya modo de patear del australiano, que ya había ganado este año el Sentry con una ronda final de ocho menos y el THE PLAYERS con otra ronda final de seis menos…

Puede que Smith no exhiba el carisma de otros jugadores. Y que no le interesen nada otros ‘foros de debate’ más allá del campo de juego. Puede que todavía tenga que alcanzar uno o dos grados mas de consistencia, para de verdad creernos todos que es uno de los tres mejores del mundo, por poner un caso. Pero lo cierto es que las semanas que está ‘on fire’ resulta un rival casi imbatible, un rodillo avasallador.

Ya es ganador de un Grande, ya ha escrito una página de ribetes dorados en la historia del golf, pues su nombre queda ligado para siempre al Open y a St Andrews, la Catedral sagrada. Queda por saber si de este modo ya ha saciado el hambre de gloria, tal y como hemos entendido los conceptos de hambre y de gloria en el golf hasta el día de hoy… Viene ello a cuento de la oferta que ya recibió en su día y pueda recibir de nuevo, corregida y aumentada, de los chicos de LIV Golf. Que el Viejo Morris le explique a oído cuál es el lado bueno de la historia.

Resultados finales del The Open Championship