Se ha hecho esperar, pero al final Adri Arnaus ha tenido su gran momento en el The Open Championship. Su mejor momento de la semana. El estallido final. Ha sido en el hoyo 18. Su último hoyo, el último de su Open.
Han llegado al tee y estaban entre palos. Él y Xabi Gorospe, su caddie, dudaban entre pegar la madera 3 y el driver. Han hecho números. No tenían claro si llegaban con la madera 3 y han optado por el driver. «Había que llegar como fuera», aseguraba después Arnaus con una amplia sonrisa en su cara.
Ha pegado sólido, donde quería y la ha puesto en green. Drive de más de 310 metros. Se ha dejado un putt de eagle de quince. Sensacional. Ahí tenía la oportunidad. Su semana en los greenes no ha sido la mejor, pero St Andrews le tenía reservado un regalo final. Bomba. Dentro. Eagle. El sexto de la semana en ese hoyo 18. La recompensa, sin duda, a la actitud positiva que siempre mantiene en el campo el golfista de Moià. Nunca vuelve la cara, siempre piensa en el siguiente golpe. Por eso, después de un día donde tampoco salieron las cosas como quería, logró embocar ese putt. Ese eagle. No habría tenido ese premio sin esa actitud. Bravo. Terminó empatando con el Old Course, vuelta de 72 golpes para un total de +1.
«No ha sido una buena jornada. He jugado con Garrick Higgo, con el que mantengo una relación muy buena desde que llegó al Tour y me hubiera gustado acompañarle más en su buen juego, pero no he terminado de estar completamente cómodo en toda la semana. Eso sí, siempre he mirado hacia adelante y al fin ha llegado mi momento. Lo he disfrutado mucho», describe.
No ha sido la mejor semana, aunque Adri se marcha con muchas cosas anotadas en la libreta. «Me voy con una mochila de aprendizaje», afirma. Seguirá viniendo a los links escoceses de vez en cuando en periodo de vacaciones para seguir aprendiendo. Le gusta y confía en que algún día le dé sus frutos.
Superado el Open, tercer Grande del año que juega Arnaus, más que nunca en su carrera en una sola temporada, el jugador español ha puesto ya en el GPS la dirección de Augusta y, más concretamente, Magnolia Lane, la calle por la que los jugadores acceden al club. Es su gran objetivo de aquí a diciembre. Quiere acabar el año entre los 50 primeros del mundo y así completar su particular grand slam de participaciones. Sólo le queda el Masters.
El objetivo está a tiro. Adri ocupa ahora mismo el puesto 61º en el ranking mundial, antes de la actualización que se llevará a cabo este lunes. Tiene cinco meses por delante para trepar lo necesario en la clasificación. Juego y confianza no le faltan. Ahora se tomará un mes casi de descanso. Su objetivo es regresar en el torneo de Crans Montana, del 25 al 28 de agosto. A partir de ahí jugará seguro en Wentworth, los dos torneos de España y lo que vaya encajando en su calendario. Seguramente lo veremos también de vuelta en St Andrews para el Alfred Dunhill Links Championship.
Sea como fuere, y mientras se va acercando a ese punto de destino en el GPS, Arnaus saca una conclusión muy positiva de esta primera temporada con tres Grandes completados. «Mi sensación es que mi juego está hecho para este tipo de torneo que se juegan en condiciones extremas. Sólo en el PGA conseguí encontrarme totalmente a gusto con mi juego y tuve un resultado decente. En el US Open y el Open he ido buscando sin terminar de sentirme cómodo. Creo que puedo rascar más cosas en estos torneos», sentencia.
