El trasnoche me dejó aturdido esta mañana. No tenemos edad para estos trotes. Estaba tan empanado que me di el lavado del gato, me tomé un café y a votar que me fui con mucha diligencia. La fiesta de la democracia tras la fiesta nocturna. ¡Qué festival! El calor apretaba ya sobre las diez y media y mi lengua era la suela de un zapato. Tras el paseíto de cinco minutos, entro en el colegio electoral, busco mi mesa, busco las papeletas y cuando estoy rellenando las cruces para el Senado empiezo a reírme yo solo al acordarme de que hace doce días voté por correo por primera vez en mi vida. Menuda caraja. El día arrancaba de dulce. Por hacer tiempo hasta enchufar la última ronda del Open, ordeno la estantería del cuarto porque está hecha un cristo. Aparecen varios libros deportivos, de entrevistas, novelas, de historia y uno que me regaló mi abuelo Agustín en el año capatum: ‘¡Todos al paro!, de Fernando Vizcaíno Casas. Y pienso, con la cara bobalicona del resacón malo, a los políticos en la cola del INEM, hoy SEPE. Ducha y al sillón a ver golf.
Madre mía la que está cayendo en Royal Liverpool. Habría que jugar con botas de agua. Harman estaría hecho un cuadro de esa guisa. El estadounidense cabría entero en una bota de Lamprecht. A Scheffler el tobillo izquierdo se le podría quebrar, aunque su amigo Tom Kim ha demostrado que se puede rayar a un nivel altísimo con un esguince. McIlroy pegaría menos zambombazos con las botas katiuskas. Y al pobre de Hovland le combinarían unos colores chillones espantosos. A Daly mejor ni pensarlo y las de Adam Scott serían sobrias como su vestimenta de gentleman australiano. Por cierto, Scott Tway, caddie de Harman, le saca más de una cabeza a su menudo jefe y cada vez que veo a los los dos bajo el paraguas no doy crédito porque a don Brian no le para ni una gota. En un campo tierno a causa del agua, pocos botes puñeteros ha habido este domingo porque la bola corría menos hacia las escapatorias o camino de los búnkers. Casi hubiéramos preferido un domingo ventoso, no lluvioso, y con la pelota loca de un lado a otro. Poco bote hemos visto hoy, aunque imagino que habrá algún apostante que se ya llevado uno bueno por meterle dinero a triunfo de Harman. Por cierto, tres Majors pasados por mucha agua: Masters, PGA Championship y The Open. Lo mismo si los organizaran en Andalucía, se acaba la sequía…
Los devotos de LIV no han tenido una buena semana. Ni Koepka ha estado como suele en las alturas de un Major, ni Cameron Smith ha estado cerca de revalidar el título, ni Mickelson ha pasado el corte… Stenson abanderó a la tropa saudí con un discreto decimotercer puesto y Canter fue decimoséptimo, los únicos en el top 20. Los devotos de Rahm y Otaegui nos quedamos un poco chafados. A Adrián le desbarató el torneo el mal sábado, pero tenemos plena confianza: «Yo sé de lo que soy capaz», dijo tras su cuarta ronda. Y yo. La fe en Jon es a prueba de bombas. Soy un fiel seguidor de la secta rahmiana. Hasta el punto de que hasta el hoyo 15, con seis golpes de diferencia que recortarle a Harman en ese momento, aún echaba cuentas: si hace tres birdies y el líder forma un lío y hace dos dobles bogeys, blablablá… y, entretanto, Straka (a la Ryder sí o sí pese a lo soseras que es, igual que a Harman lo tendrá que llevar Zach Johnson) acaba segundo igualado con Day y Kim. ¡¡¡Y CON JON TAMBIÉN TRAS UN BIRDIE EN EL 18 DESPUÉS DE UN DÍA MUY DURO!!! Al final se cumplió la lógica y Harman se llevó la Jarra de Clarete. Deben estar temblando en el Royal & Ancient por si se va a cazar pavos con el trofeo a cuestas, aunque después de haberlo tenido un año Cameron Smith, seguro que está en mejores manos…
