El 18 de julio de 1896 Shinnecock Hills acogió el segundo US Open de la historia. Se jugó a 36 hoyos, dos rondas, en un solo día. Comenzaron 35 jugadores y sólo acabaron 28. Ganó el escocés James Foulis, que se impuso, entre otros, a Oscar Bunn y John Shipppen, los auténticos protagonistas de esta fabulosa historia de integración racial.
Oscar Bunn era indio, de la tribu de los Shinnecocks, trabajaba como caddie en el campo y cuentan las crónicas de la época que era capaz de mandar el drive a 250 yardas. John Shippen también era caddie en Shinnecock y aseguran que tenía uno de los swings más elegantes de la época. Era de origen afroamericano.
La presencia de Shippen y Bunn causó un tremendo malestar entre algunos de los competidores blancos de aquel año. No consentían compartir torneo con un indio y un negro y amenazaron con plantarse y no jugar el US Open si no eran expulsados de manera inmediata.
La respuesta de la USGA fue contundente. El entonces presidente de la Asociación de Golf de Estados Unidos, Theodore Havemeyer, dijo a los rebeldes: “aquellos de ustedes que no estén dispuestos a tomar sus hierros y jugar, que den un paso al lado y dejen que el título se dispute entre ellos dos”. Hay que decir que no todos los jugadores se oponían a Bunn y Shippen, pero sí tuvo que intervenir la USGA para evitar el motín.
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Shippen lideró aquel US Open después de los primeros 18 hoyos y se mantuvo en la pelea por la victoria hasta que hizo 11 golpes en el hoyo 13. Acabó sexto. Mientras, Bunn terminó en el puesto 21º.
Aquella historia puede y debe considerarse como el primer gran golpe racial en la historia del golf. Un ejemplo de integración. Unos hombres adelantados a su tiempo. Pero muy adelantados. Hay que recordar, por ejemplo, que la PGA de América no admitió a miembros que no fueran blancos hasta 1960 y el primer negro que jugó el Masters de Augusta fue Lee Elder en 1975. Es decir, 64 y 79 años más tarde de aquel 18 de julio en Shinnecock Hills.
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Y esta historia de inclusión que debería resonar con fuerza cada vez que el US Open pise estas praderas que un día fueron reservas indias, no es el único ejemplo. En Shinnecock, desde el minuto 1 de su creación, año 1891, admitieron igual a hombres que mujeres. Jugaban un campo distinto, pero eran miembros del club tanto unas como otros.
Oscar Bunn fue más allá del golf. Se convirtió en jefe y símbolo de los Shinnecocks y fue un reputado artista cuyo legado se exhibe en el museo dedicado a la tribu, situado en la carretera Montauk Highway, a poco más de dos millas del campo de golf. Mientras, Shippen llegó a competir en cuatro US Open, el último en 1902, cuando acabó quinto. Aprendió el juego a través del escocés Willie Dunn Jr. y terminó sus días como ministro presbiteriano en Southampton. En 1986, con motivo del regreso del US Open a Shinnecock Hills, la cadena ABC le rindió un homenaje con un documental. Muchos socios del club no habían oído hablar de él hasta entonces.
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122 años después de aquel hecho histórico, el US Open regresa a Shinnecock Hills. Participan 156 jugadores de 27 nacionalidades diferentes, una menos de los jugadores que acabaron aquel US Open de 1896.