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Pablo Larrazábal analiza el US Open 2020 de Winged Foot

Hay que ver lo que disfruté aquellos primeros 27 hoyos…

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Lee Westwood. (© USGA via Golffile)

Sólo he jugado un US Open, pero os aseguro que es suficiente experiencia para darse cuenta de que, si hay un ‘major’ al que tienes que llegar bien preparado, con todo a punto, ese es el US Open. Lo digo porque además yo estaba en un buen momento y me había metido en el torneo a través del ranking mundial.

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Pero el US Open es diferente a todo. Golf llevado al extremo. Y eso que a mí me tocó jugar aquel año en Pinehurst, un campazo preparado impecable, más links que otra cosa. Aún así, siempre digo lo mismo: un jugador habitual del circuito europeo tendría que jugar muchas rondas en Valderrama para estar preparado al quince por ciento para el US Open…

La verdad es que disfruté mucho y jugué bastante bien durante mis primeros 27 hoyos. Recuerdo que iba jugando en el partido de Erik Compton, que luego quedaría segundo, por detrás de Martin Kaymer, y que en la primera ronda yo firmé un 71, un resultado bastante bueno, aunque acabara la vuelta con algunos bogeys. El segundo día empecé bastante bien por los primeros nueve de Pinehurst y no sé si llegué a ir -1 en el día (*)… Hasta que me salió el hándicap por los segundos nueve, en los que hice 44 o 45 golpes y me quedé fuera del corte. Hasta ese momento estaba dentro por varios golpes, pero de repente me entró eso que llamamos el ‘síndrome del corte’ y aquello se puso fatal… Recuerdo ir de lado a lado en los greenes de Pinerhurst. Este torneo, más que ninguno, es una carrera de resistencia en la que hay que saber mantener la cabeza fría y aguantar lo mejor posible los malos momentos.

Me toca verlo por la tele y, por una o dos semanas al año, reconozco que es muy divertido e interesante ver a los mejores jugadores del mundo sufriendo incluso para sacar pares adelante.

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Este año el golf español tiene una gran baza en Jon Rahm, sin duda uno de los mejores recuperadores del mundo. En cuanto a Sergio… Sigo pensando que el último golpe que falló de verdad debió ser en el año 92, así que siempre es una garantía. El año de Rafa Cabrera Bello no está siendo muy bueno, seguramente por diferentes razones, pero… Rafa es Rafa. Volverá a su nivel antes o después, ojalá pueda ocurrir esta semana.

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No sé si Winged Foot es el mejor campo para un jugador con Adrián Otaegui, pero su garra y espíritu pueden ser importantes en una semana como esta y estoy seguro que habrá establecido junto a Job, su caddie, un buen plan de juego. Por último, Eduard tiene que seguir tomando buena nota de la diferencia entre el golf amateur y el profesional, aprender esta semana y sobre todo, disfrutar de la experiencia.

Un ejemplo concreto de los perversos greenes de Winged Foot

(*) En efecto, Pablo Larrazábal jugó en el turno de tarde el viernes, segunda jornada, y llegó a situarse en dos ocasiones una menos en el día por los primeros nueve hoyos, con un acumulado de PAR que en aquellos momentos lo situaba incluso dentro del top ten del torneo. Aquellos primeros 27 hoyos los había pasado el barcelonés con tres birdies, tres bogeys y 21 pares…