Ni tres horas han durado en el campo. Scottie Scheffler y Brooks Koepka han recibido este sábado por la mañana en el Marco Simone la mayor paliza de la historia de la Ryder Cup en un partido por parejas desde que se juega a 18 hoyos. Ludvig Aberg y Viktor Hovland los han fulminado por 9y7. El duelo ha acabado en el hoyo 11, con un parcial de cinco bajo par de los europeos frente al +8 que se han marcado los americanos. Un destrozo en toda regla que ha terminado con Scheffler desolado, llorando y recibiendo consuelo de su mujer en un buggie.
Entre 1927 y 1961 los partidos de la Ryder Cup se jugaban a 36 hoyos y se dieron algunas palizas notables, como el 10y9 que Walter Hagen y Denny Shute le infligieron a George Duncan y Arthur Havers en un foursome de 1931. De algún modo, Hagen se vengó del 10y8 que le endosó dos años antes en el individual el propio Duncan. Hubo otro 10y9 de Ed Oliver y Lee Worsham a Henry Cotton y Arthur Lees en otro foursome en 1947. En ambos casos fueron americanos ganando a británicos, ya que aún no se había unido Irlanda. Estas dos son las mayores diferencias de la historia en un partido de la Ryder.
Sin embargo, desde 1961, o lo que es lo mismo, desde que los duelos Ryder se celebran a 18 hoyos, jamás se había visto algo igual a lo de hoy de Aberg y Hovland contra Scheffler y Koepka. La mayor paliza con el formato moderno eran los 8y7 del americano Tom Kite al inglés Howard Clark en 1989 y del también americano Fred Couples a Ian Woosnam en 1997. Ambos en individuales. Por parejas, las mayores palizas hasta hoy eran tres 7y6 de Estados Unidos a Europa en foursome: Hale Irwin y Tom Kite contra Ken Brown y Des Smyth en 1979; Paul Azinger y Mark O’Meara contra Nick Faldo y David Gilford en 1991 y Keegan Bradley y Phil Mickelson contra Luke Donald y Lee Westwood en 2012.
Por el bando europeo, el resultado más amplio desde 1961 fueron los triunfos en foursomes de los españoles José María Cañizares y Pepín Rivero contra Tom Kite y Calvin Peete en 1985 y Bernhard Langer e Ian Woosnam contra Paul Azinger y Payne Stewart en 1993. Así las cosas, Aberg y Hovland se ganan un hueco en la historia, mientras que Koepka y Scheffler hacen lo propio en la galería de los horrores de la competición.
La cruenta derrota llega, además, apenas doce horas después de la rajada de Brooks Koepka contra Jon Rahm, acusándolo de hacer «pucheritos» al celebrar el medio punto ‘robado’ en el último hoyo del duelo con un fabuloso putt de eagle. Esto sí que es el karma, miarma. Ha sido abrir la boca y llevarse un sopapo de cuidado. Koepka, un jugador al que han emparejado durante su carrera en la Ryder con muchos golfistas distintos, que aún no ha encontrado su ‘socio’ ideal y que esta semana han colocado ni más ni menos que con el Número Uno del mundo, recibe la mayor paliza de la historia. Escuece. Igual ahora se lo piensa dos veces antes de hablar, aunque conociéndolo es bastante improbable. Tampoco ha sido elegante, ni mucho menos, la manera de perder en el 11. Sí, el duelo estaba sentenciado, pero no ha sido bonito ver cómo Koepka prácticamente tiraba el último golpe. No parece algo a la altura de un golfista que va dando lecciones de reciedumbre a diestro y siniestro.
Obviamente, para darse un resultado de ese calibre han tenido que unirse las dos cosas. Aberg y Hovland han jugado muy bien y Scheffler y Koepka han jugado muy mal. Concretamente, Aberg ha empezado otra vez bastante nervioso, pero se ha repuesto rápidamente y ha pegado algunos tirazos. De hecho, ha estado a punto de hacer hoyo en uno. Primera Ryder Cup de Ludvig y, de momento, dos de dos puntos y la mayor paliza de la historia. No está nada mal tu bagaje, muchacho.
