Esta semana se pone en marcha la temporada en el Asian Tour. El IRS Prima Malaysian Open dará el banderazo de salida con la presencia de dos golfistas españoles: Carlos Pigem, que conquistó de nuevo la tarjeta a través de la escuela en enero, y David Puig, que tiene la categoría completa tras los resultados que cosechó el año pasado y que sigue decidido a crecer en el ranking mundial y clasificarse para los Majors como sea al tiempo que compite en LIV Golf.
Precisamente, la posibilidad de clasificarse para un Grande es uno de los grandes atractivos de este Open de Malasia. Se reparten tres plazas para el próximo Open Championship en Royal Troon. La conseguirán los tres mejores clasificados que no tengan ya exención para el British y que hayan pasado el corte. En realidad, hay que quedar entre los tres primeros, ya que ninguno de los participantes en el torneo tiene asegurada de momento su presencia en el Open.
Obviamente, el reto es difícil, quedar entre los tres primeros en cualquier torneo del mundo es una empresa complicada, pero desde luego puede ser una de las mejores oportunidades del año. Los datos son incontestables. Takumi Kanaya es el mejor jugador del ranking mundial del torneo, en el puesto 123º. Sólo él está en el top 200 y hay nueve golfistas en el top 300. Hay que jugar muy bien, estamos de acuerdo, pero la oposición no es tan dura como en otras semanas. Buena oportunidad para Pigem y Puig.
En este sentido, resulta sorprendente que no haya más golfistas de LIV Golf en este torneo. Nos referimos a los muchos que no tienen plaza en el Open y que aquí se darían una oportunidad. Además de Puig, el único que está en Malasia es Sam Horsfield. Extraña la ausencia de jugadores como los mismos españoles Sergio García y Eugenio López Chacarra, así como otros muchos de la clase media de LIV que no tienen su acceso al Open asegurado. Sirvan como ejemplos Martin Kaymer, Graeme McDowell, Ian Poulter, Richard Bland o Lee Westwood, por citar únicamente a algunos británicos y europeos que compiten en la liga saudí.
Llama más la atención cuando muchos jugadores de LIV sí que han confirmado su presencia la próxima semana en el International Series de Omán, un torneo que no clasifica para el British, aunque cuenta con una bolsa de premios más importante. Hablamos de Carlos Ortiz, Sebastián Muñoz, Branden Grace, Peter Uihlein, Hudson Swafford, Lucas Herbert, Danny Lee, Matthew Wolff, Dean Burmester, Mito Pereira, Abraham Ancer, Charl Schwartzel, Anirban Lahiri, Kieran Vincent, Jinichiro Kozuma, Matt Jones o el propio Chacarra. Es cierto que muchos de ellos han firmado por contrato la obligación de jugar un número de International Series al año, pero no parece razón suficiente para no probar suerte esta semana en Malasia, especialmente para aquellos que han jugado pocos o ningún Grande en su carrera.
Los que sí van a tener la oportunidad de sacarse una plaza para Royal Troon son Puig y Pigem, aunque para ello habrán de bajar a la mina, dicho esto de forma casi literal. El campo donde se juega, el The Mines Resort & Golf Club, se ubica en la ciudad de The Mines Wellness City, levantada a finales de los años ochenta del siglo pasado sobre la mina de estaño abierta más grande del planeta. Tenía 530 hectáreas y hoy se ha convertido en una especie de ciudad balneario.
Otro de los grandes atractivos del Open de Malasia es que regresa al calendario después de cuatro años de ausencia. El torneo se celebró por primera vez en 1962, formó parte del calendario del European Tour de manera ininterrumpida de 1999 a 2015, se dejó de disputar durante cinco años, volvió en 2020 y, de nuevo, tras el estallido de la pandemia, desapareció hasta esta semana. El último ganador fue el norteamericano Trevor Simsby y en su palmarés figuran nombres como Vijay Singh, Lee Westwood, Matteo Manassero, Louis Oosthuizen, Jeff Maggert o Graham Marsh. En el The Mines Resort & Golf Club sólo se ha jugado en una ocasión, año 2003, y el ganador fue Arjun Atwal. En aquella edición el único español presente fue Nacho Garrido y falló el corte.