– “Así es Bay Hill, tienes que saberlo y aprovechar tus oportunidades cuando puedas”. “Es un campo que no está tan lejos de lo que ves en un US Open”. “Me gusta saber que no te estás quedando atrás si no estás haciendo muchos birdies, saber que los pares son buenos y que si fallas algunos putts de birdie no te irás muy lejos”. “Sabía que si terminaba la vuelta con un resultado alrededor de par en el día, tendría una buena oportunidad para el domingo”. “En el hoyo 9 me dejé dominar por las emociones: había fallado la calle por tres yardas y me encontré en una posición horrorosa. Nunca debería haber hecho un doble bogey ahí, debió ser sólo un bogey”.
– Son sentencias que se escuchaban ayer de los protagonistas, una vez finalizada la tercera ronda del Arnold Palmer Invitational. Y casi da igual quien las pronunciara, porque el relato y las sensaciones eran más o menos similares. Nos quedamos, en todo caso, con esta de Will Zalatoris, que firmaba un 71, una menos en el día, después de salir del hoyo 11 con un parcial de cinco menos y una racha de 42 hoyos sin bogey en Bay Hill (toda una señora gesta), líder provisional del torneo con tres golpes de ventaja sobre el siguiente: “Juegas aquí 42 hoyos sin bogey… Estaba jugando muy bien, pero obviamente no tuve el final de vuelta que quería. Así es Bay Hill. Mis salidas en el 15 y el 18 fueron a la arena y en ambos casos me encontré la bola hundida. En cuatro años jugando aquí me he encontrado 19 bolas hundidas en la arena… No hace falta decir que estos bunkers no son mis favoritos”.
Pues eso, que Zalatoris lleva la cuenta en Bay Hill, a través de los años, de los huevos fritos y bolas más o menos hundidas en los bunkers de calle. Curioso. “No soy el único que lleva esta cuenta, aquí lo hacen muchos chicos”, especifica el californiano. Más curioso todavía. Y es cierto, en este campo se ven muchas más veces este tipo de situaciones, y evidentemente no es casualidad, tiene que ver con una preparación llevada más al límite, también en los bunkers. No es extraño porque que Arnold Palmer y Jack Nicklaus siempre fueron partidarios de dificultar un poco más las cosas a los profesionales cuando caen en una trampa de arena, sobre todo en los últimos años, las últimas décadas.
– También se aprecia con meridiana claridad las dificultades de estos jugones para pegar chips eficientes alrededor de green, tan grueso y ‘pegajoso’ es el rough. El caso de Theegala, que ha embocado tres en tres rondas, no es desde luego el habitual. Y, por supuesto, se harta uno de ver drives que no eran horrorosos, pues apenas fallan la calle por unos metritos de nada, que dejan la bola en posiciones más que comprometidas.
– En cuanto a los greenes, digamos que les ahorraron el paso de dos rulos de cara a la tercera ronda, el del viernes por la tarde y el del mismo sábado por la mañana, como medida de prevención, ya que se esperaba más viento. Pero han seguido ganando en firmeza, sin llegar a situaciones ridículas o impresentables. Veremos si hoy no cae agua y, como quiera que el viento no va a soplar tanto, todavía les dan una última vuelta de tuerca a golpe de rulo…
– La gran y vieja pregunta es: ¿es justa para los competidores este tipo de preparación de un campo de golf? La USGA lleva décadas tratando de responderla…
La cuestión es que, no nos engañemos, esta línea tan delgada que separa el drama de la comedia, el llanto de la risa, engancha al aficionado. De un modo u otro lo atrapa, incluso a aquellos bon vivant amantes sólo del birdie y el eagle. Ellos te dirán: hombre, no está mal una o dos veces al año. A otros les parecerá (nos parecerá) que alguna semana más tampoco estaría mal…
Por otro lado, la justicia o la injusticia en el deporte de alta competición son conceptos excesivamente difuminados. Y subjetivos, sobre todo subjetivos.
Zalatoris reniega de los bunkers, es cierto, pero también reconoce que terminó en las trampas de arena después de pegar malos golpes. Y le encanta el hecho de tener la certeza de que las dificultades están ahí para todos: “sabes que si pegas buenos disparos vas a ser recompensado y que los tiros mediocres te van a penalizar”. Probablemente esa es la clave: asegurarse de alguna manera de que los buenos golpes serán recompensados… Al menos casi siempre, que el azar también tiene su peso en el deporte de los catorce palos, más que en ningún otro.
La gran y vieja pregunta también la contestaba ayer mismo, de alguna manera, Scottie Scheffler. “Se podría argumentar que es divertido este golf. Creo que a veces me gusta mucho más este estilo de golf que simplemente un festival de birdies. Aquí realmente tienes que pensar a tu manera, tienes que ser paciente, puedes cometer algunos errores y se trata de cómo te recuperas de ellos”, decía el texano. No seremos nosotros quienes contradigamos a este formidable Número Uno del mundo.
– Y hoy, domingo, más de lo mismo. El viento soplará algo menos que ayer, pero si el sábado venía desde el norte, noroeste, hoy pegará desde el sur, suroeste, así que el asunto tendrá también su guasa porque el campo cambiará lo suyo. El drama está asegurado, pero también la gloria. Sobre todo la gloria.