Ponga en su vida el putt de Sam Burns (-17) y le aseguramos que será más feliz. No hablamos del palo, del instrumento, sino de esa manera tan natural de hacerlo en los greenes. Fallará algunos, cómo no, pero mete una barbaridad y, sobre todo, lo hace de maravilla.
En la última ronda del Valspar Championship, Burns se ha hartado de embocar y así ha conseguido una gran victoria, la tercera de su carrera en el PGA Tour, la tercera en menos de un año, la segunda consecutiva en este mismo torneo.
Burns ha derrotado en el segundo hoyo del desempate a un bravo Davis Riley. Ambos habían empatado a -17, curiosamente el resultado con el que Burns venció hace un año, después de 72 hoyos. Empataron el primer hoyo del playoff, donde el campeón ya tuvo una oportunidad de ganar. A la segunda, no perdonó. Sensacional putt de más de nueve metros que cayó al hoyo con una vuelta al ruedo incluida. Torero.
Antes de esto, ya había metido un putt de par sensacional en el 10, otro de birdie fantástico en el 12, uno más de par muy tenso en el 16, otro más de bogey a vida o muerte en el 17… Así podríamos tirarnos un buen rato, recordando la cantidad de putts comprometidos que mete Sam Burns. Sólo con los cinco relatados suma más de 21 metros de putt embocados. De locos.
Es cierto que Burns también ha jugado sólido desde el tee, con algún que otro problema que forma parte del guión en un campo tan exigente como el Cooperhead course de Innisbrook. También ha estado muy bien con los hierros. Pero su putt es letal. Es lo que uno se pediría frotando la lámpara del genio.
Burns pide paso con este triunfo. Es un gran jugador y lleva tiempo demostrándolo, pero la gira por Florida, dejándose ver arriba en Bay Hill y el THE PLAYERS antes de ganar el Valspar lo termina de colocar como alternativa a todo. Alternativa a ser protagonista en un grande, alternativa a meterse en la Ryder Cup, alternativa a pelear por la FedEx Cup, alternativa por dar la lata en el ranking mundial…
De momento, Burns se coloca segundo en la FedEx Cup y se mete décimo en el top ten mundial. No es la primera vez que está entre los diez mejores, pero sí es la vez que llega con una trayectoria más firme a sus espaldas. Lleva doce torneos esta temporada en el PGA Tour y suma dos triunfos (Sanderson Farms) y seis top ten.
Honores para Davis Riley, un absoluto desconocido que ha demostrado en la ronda final del Valspar que sabe pelar bajo presión y con todo en contra. Arrancó omo líder pero cometió un triple bogey demoledor en el hoyo 5. Aún así, ha conseguido reponerse, ha encontrado los birdies cuando más presión había, ha jugado un hoyo 17 de escándalo y ha tenido putt para ganar en el 72. Ha arreglado su temporada porque la tarjeta la tiene ya asegurada, pero visto lo visto hoy no hay que descartar que lo veamos pronto levantando un trofeo. Jugador agresivo y valiente.
Si a Justin Thomas (-16) le prestan un par de meses el putt de Sam Burns, más de una y dos semanas veríamos al resto peleando por la segunda plaza. El de Kentucky ha vuelto a pegar los mejores tiros a green, pero se ha dejado muchísimas oportunidades por el camino. Las tiene que dejar muy cerca y así es muy difícil ganar hoy en día en el PGA Tour.
Ha metido un putt de dos metros y medio de par y otro de metro y medio también de par. A partir de ahí, ninguno ha sido de más de un metro. Aún así, Thomas acaba tercero a dos golpes del triunfo. Clase para aburrir, pero hace tiempo que no disfruta de una semana de putt diferencial.
