Jon Rahm (-2) ha rubricado un inicio notable en el BMW Championship. Vuelta de 68 golpes en el recorrido Norte de Olympia Fields Country Club y duodécima posición, a un paso del top 10. Ha hecho cuatro birdies y dos bogeys y está metido en la pelea por todo desde el primer minuto.
Cierto es que puede existir una cierta sensación de que se ha dejado cosas, ya que sus dos principales rivales, Rory McIlroy (-5) y Scottie Scheffler (-4) han arrancado con el viento de popa, pero lo que hagan los demás no debe marcar el análisis particular más objetivo.
Rahm ha jugado bien, ha estado sólido de tee a green y ha firmado algunas recuperaciones prodigiosas. Le ha faltado, si acaso, meter algún putt más y borrar el accidente del hoyo 3, un tripateo que ha terminado en bogey tras fallar un putt de 76,2 centímetros. Sólo con eso ya habría terminado con -4, como Scheffler. Pequeños matices, casi insignificantes.
A Jon se le ha vuelto a ver cómodo desde el tee. Aunque la estadísticas de calles cogidas no lo refleje, ha pegado muy bien al driver, lo que ocurre es que en muchas ocasiones ha terminado en el primer corte de rough, semicalle, sin problemas. Para estos jugones es como estar en calle y con los greenes blandos como estaban hoy por el agua caída, casi mejor para evitar un exceso de efecto de retroceso.
En el tramo final de su vuelta se le ha visto algo más apresurado y ansioso. Ha fallado la salida del 14 y la del 17, ésta última con la mala fortuna de que la bola se le quedaba muy mal en las barbas del búnker. Aún se dejaba una opción de salvar el par, pero no lo embocaba. E incluso también se podría poner en su debe el drive que ha pegado desde la calle de segundo en el hoyo 15. Sus motivos tendría, claro está, pero parecía más lógica la madera 3.
Merece la pena detenerse, no obstante, en dos momentos mágicos de su vuelta. Se han producido en los hoyos 6 y 10, ambos desde fuera de green. En el primero de ellos, metió un chip fantástico desde fuera y en el segundo firmó un golpe de recuperación de antología, que no existía más allá que en su mente, apurando al máximo el rough alto, aprovechando cada centímetro de hierba que tenían hasta el agujero. Un par que ha sabido a birdie.
Así las cosas, Jon ha firmado un inicio siete golpes mejor que en 2020 (75 por 68) y está a cinco menos del liderato (ocho hace tres años y ahora a tres). Y ya sabemos lo que ocurrió aquel año, cuando terminó firmando una victoria memorable. Nada de lo que preocuparse de momento y sí mucho por lo que ilusionarse.
