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Mal día de Rahm en el BMW Championship: 74 golpes sin birdies

Jon sufre tres dolorosos revolcones en el mismo día

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Jon Rahm - US Open Championship
Jon Rahm. (Jeff Haynes/USGA)

Qué extraño resulta ver acabar a Jon Rahm (+2) una ronda de golf sin un solo birdie en la tarjeta. Pero eso es exactamente lo que le ha ocurrido al campeón español en la segunda jornada del BMW Championship, segundo play off de la Fedex Cup. Hoy no tocaba. Ni por lo civil, ni por lo criminal, ni de ninguna de las maneras. Para colmo, además de la ausencia absoluta de birdies (y de oxígeno, y de una luz al final del túnel…), también le iban cayendo sin piedad un buen puñado de bogeys (vuelta de 74 golpes en este par 70). Es la tercera vez en un torneo no Grande que no hace birdies en el PGA Tour.

Así que la actual situación de Jon, sin ser gravísima, sólo faltaría después de la temporada que ha completado hasta este punto, sí es delicada. Rahmbo ha sufrido hoy tres señores revolcones en el North course del Olympia Fields Country Club.

Por un lado, prácticamente se despide de cualquier posibilidad de ganar esta semana el torneo. Primer revolcón. Es cierto que hace tres años, en este mismo campo, protagonizaba una remontada épica, pues iniciaba el fin de semana a siete golpes de la cabeza. Pero en esta ocasión van a ser como mínimo diez golpes, con más gente por delante y con otras circunstancias de juego. En 2020 las condiciones de juego eran mucho más duras, de tal manera que si conseguías ganarle al campo, simplemente ganarle al campo, ya te asegurabas un buen impulso en la tabla. No es que fuera sencillo, todo lo contrario, pero al menos existía esa opción. Esta semana, según parece, siempre puedes encontrarte a unos cuantos jugones capaces de replicar un buen resultado, o al menos de aguantar cualquier clase de embestida. Hay birdies en el Olympia Fields.

Por otro lado, se le complican las cosas de cara al triunfo final en la Fedex Cup, puesto que ahora sí que se ve posible, y hasta probable, que el de Barrika no llegue a Atlanta como Número 1 de la Fedex, con todo lo que ello implica (recordemos una vez más que el Número 1 en el ranking parte en el Tour Championship con un -10 en el casillero, dos golpes de ventaja sobre el segundo, que parte con un -8, tres sobre el tercero…). Segundo revolcón. 

Hay un tercer revolcón, como señalábamos. El que menos importa, desde luego, pero revolcón al fin y al cabo. Jon ha vuelto a jugar con Scottie Scheffler (-5, hoy vuelta de 69) y ha vuelto a salir escaldado. La relación entre ambos es fantástica, no puede decirse que se respire ni el menor atisbo de tensión cuando se juntan en el mismo partido, pero es un hecho demostrado ya empíricamente a lo largo y ancho de esta temporada que al español no le sienta nada bien la compañía. Scheffler es pura kryptonita, qué se le va a hacer. En las últimas veces que se han encontrado en el mismo partido el resultado del texano ha sido mejor. No sólo eso. Es que la semana pasada, por ejemplo, y hoy mismo, se ha visto a un Jon muy desdibujado a la vera del Número Uno del mundo.

Nos hacemos la misma pregunta que otras veces: ¿es casualidad? Pues probablemente tenga el asunto un punto de casual, no lo negamos, pero bien haría el español en revisarlo, en preguntárselo con honestidad y en buscar una solución si es oportuno hacerlo. Y no hace falta ensuciarse en el morbo que este tipo de situaciones crean, antes bien conviene tratarlas con naturalidad: es posible que haya que admitir sencillamente que el hecho de salir a jugar con su mayor rival, y la mera concatenación de resultados no precisamente satisfactorios, hayan terminado de provocar una ligera precipitación, un puntito de ansiedad. Y ya sabemos lo que las ligeras precipitaciones y los puntitos de ansiedad pueden provocar cuando se está jugando al golf. 

No, no era su día. De nuevo, se encontraba algunas bolas horrorosamente colocadas en las barbas de un bunker (hasta dos veces le ha ocurrido), tampoco embocaba un purito sanador, y hasta dos opciones de birdie con putts más bien cortitos dejaba escapar… A su lado, Scheffler protagonizaba un despliegue bestial de tee a green; ya no es que se fuera a los 16/18 greenes en regulación, es que además no dejaba de dejar cerca la bola del hoyo, una y otra vez. De nuevo el putter le ha jugado una mala pasada, porque no sería osado señalar que su juego largo ha merecido sobradamente llevarlo en volandas hasta el mismísimo liderato del torneo.

Jon necesita reagruparse y, ahora sí, tomarse como un todo lo que queda de temporada, seis rondas de competición a muerte en las que todavía va a poder defender con absolutas garantías la gran victoria en la Final del PGA Tour, un logro que todavía falta en su palmarés (en el suyo y en el del golf español).

Resultados en directo del BMW Championship 2023