Scottie Scheffler (-19) no ha ganado todavía el RBC Heritage, torneo suspendido primero durante más de dos horas por culpa de una inoportuna y exuberante tormenta, y más tarde de manera definitiva por falta de luz, pero ha dejado muy bien encaminada la victoria, que sería la cuarta en sus últimas cinco comparecencias. No obstante, habrá que esperar al lunes para confirmar esta arrebatadora racha.
En el momento de la suspensión definitiva el partido estelar, en el que marchaba el texano, estaba en el green del hoyo 15, y la ventaja de Scottie en el liderato es ahora mismo de cinco golpes sobre sus inmediatos perseguidores, que son cuatro: Wyndham Clark, con la vuelta ya acabada, Patrick Cantlay y J. T. Poston, con el hoyo 17 ya jugado, y Sahith Theegala, que arrancará mañana por la mañana (aproximadamente a partir de las 14 horas, horario peninsular español) pegando su segundo golpe en el 16.
El margen de acción y maniobra de todos ellos es más bien escaso, la verdad, pero además parece evidente que todos están en manos de un líder poderoso que hasta el momento no ha dado muestras de flaqueza. No en vano encadena ya esta semana la friolera de 66 hoyos sin hacer un borrón en la tarjeta. De hecho, sólo ha hecho uno, aquel doble bogey en el hoyo 3 de la primera jornada…
Podía haberle caído un bogey más precisamente en el último hoyo que jugaba antes de la suspensión por falta de luz, porque Scheffler se iba al agua con el segundo disparo en el 15, el último par 5 del Harbour Town Golf Links (Hilton Head, Carolina del Sur) y necesitaba hacer approach y putt desde 115 metros para salvar el par. Naturalmente, lo hacía. Putt adentro desde unos tres metros y notoria sacada de puño del Número Uno del mundo…
¿Una sacada de puño? Pues sí: efusiva y contundente. ¿Pudiera ser que Scottie viera peligrar el triunfo y reaccionara entonces de esta manera, aliviado? Más bien tiene que ver esto otro que él tanto repite: sencillamente odia cometer errores, odia hacer bogeys.
Dejemos de momento en este punto el análisis y la recapitulación. Dejemos que en efecto se haga realidad su victoria y, si es el caso, recreémonos mañana de nuevo en sus números y en su resplandeciente trayectoria. Y en cómo y cuánto se hace sentir en el campo: hoy firmaba el eagle en el hoyo 2 e inmediatamente pareció que el resto de candidatos perdía el sitio en el campo, sucediéndose aquí y allá los tropiezos de unos y otros. O quizá fuera sólo una casualidad…
