Viktor Hovland (-27) ha conquistado la FedEx Cup. El golfista noruego ha mostrado nervios de acero este domingo para resistir el fabuloso ataque de Xander Schauffele (-22) y ha logrado un triunfo que le permite subir dos escalones en su carrera. Más allá del cheque de 18 millones de dólares que se ha embolsado, lo que ha hecho en las dos últimas semanas son palabras mayores. Hovland ha pasado al siguiente nivel y ha demostrado que ya está preparado para sentarse en la mesa de los más grandes.
Porque Schauffele no se lo puso fácil, ni mucho menos. Encomiable, sensacional, magnífica exhibición de golf, determinación y garra del jugador norteamericano. Es el rey de East Lake. No hay más. Apretó hasta donde pudo, hasta donde le dejó Hovland y un poco más. Cualquier otro habría mostrado la bandera blanca mucho antes, a la vista de que Viktor no cedía un centímetro de terreno, pero él lo siguió intentando, empujó, empujó y no estuvo tan lejos de darle la vuelta a la tortilla.
Los primeros seis hoyos fueron un combate extraordinario. Era como ver a dos pesos pesados repartiendo ganchos como si no hubiera un mañana. Los dos pasaron por el primer tercio de la vuelta con un parcial de cuatro bajo par. Hovland seguía seis por delante, sin inmutarse, pero ya tenía claro que Schauffele no le iba a permitir que la vuelta fuera un paseo militar de principio a fin.
Lo normal es que Schauffele hubiera tirado la toalla. Era hasta lícito. He hecho lo que he podido, he empezado con cuatro birdies, he apretado la soga al máximo, pero no hay quien pueda con este tipo. Pero no. Se remangó un poco más y siguió haciendo birdies. Hizo tres más en los hoyos 8, 11 y 12, todos con un tirazo detrás de otro. No crean que Hovland se quedaba atrás. Respondía a cada golpazo de Schauffele con otro hierrazo. La diferencia es que había perdido la inspiración en los greenes. A Schauffele le entraban y a Hovland no. Se puso a tres a falta del último tercio. Había partido.
El momento clave de la FedEx Cup llegó en el hoyo 14. Hovland falló la salida por la derecha y su segundo golpe se quedó corto de green. No hizo un buen approach y se dejó un putt de par de algo más de seis metros. Schauffele ya había asegurado el par y vislumbraba la posibilidad de colocarse a dos con cuatro hoyos por jugar. Cuidado…
La respuesta de Hovland fue majestuosa. Cuanto más estaba apretando la presión, se sacó de la manga el putt del día. Hizo el par y firmó el cheque de los 18 millones. Ahí sí se acabó. Y por si acaso, rubricó dos birdies más en el 16 y 17 para rematar la faena. Fue como un acto de rebeldía final. Algo así como yo no me merecía sufrir tanto tal y como he jugado los dos últimos días.
Finalmente, Hovland ha ganado la FedEx Cup con una vuelta final espectacular, sin bogeys y con siete birdies. Resultado de 63 golpes y cinco de ventaja sobre Schauffele, que hizo un imperial 62. Sólo un golpe menos de la distancia que tenía cuando arrancó el día, aunque por medio tuvo lugar una batalla excepcional.
Wyndham Clark (-16) sacó su versión US Open y acabó tercero y Rory McIlroy (-14) se las arregló para ser cuarto en solitario con una ronda final de 65 golpes. Scheffler (-11), que llegó como Número Uno, tuvo otro día para olvidar, con un green a cuatro putts y 70 golpes y finalizó sexto. Aunque el castigo más severo del día se lo llevó Jon Rahm (-7). El Número Uno de la FedEx Cup hace dos semanas acabó con una ronda de 74 golpes en el puesto 18º.
