Inicio Grandes Circuitos PGA Tour Westwood: tantas vueltas para volver a la casilla de salida
El inglés escribe una bonita historia de golf y una valiosa lección de vida

Westwood: tantas vueltas para volver a la casilla de salida

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Lee Westwood. (Photo by Kevin C. Cox/Getty Images)

Lee Westwood está en paz y no tiene miedo a nada en el campo de golf. El líder del THE PLAYERS Championship consumidos los primeros 36 hoyos asegura que a sus 47 años largos le está pegando a la bola como nunca y atraviesa por el mejor momento mental de su carrera. Se mira al espejo y ve a ese Lee Westwood de 20 años que salía a jugar con el único fin de pegar buenos golpes y disfrutar, sin obsesionarse por los resultados. Entre uno y otro han pasado mil vicisitudes para acabar en la casilla de salida. El liderato de Westwood no sólo nos deja una bonita historia de golf, sino una valiosa lección de vida.

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«He dejado de preocuparme por los resultados, no me importa en qué puesto quedo. He dejado de tomarme el golf tan en serio como antes. Esto no significa que no me importe el golf, para nada. Sin embargo, desde hace un tiempo en lo que realmente pongo toda mi atención es en mi manera de jugar, en el desempeño. Quiero hacerlo lo mejor que pueda y ahí descargo todas mis energías. Trabajo muy duro todos los días, técnica y físicamente, para pegar los mejores golpes posibles. Me centro en lo que puedo controlar y me aseguro de disfrutar en el campo», aseguró ayer el golfista inglés tras la segunda ronda del THE PLAYERS.

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Para Westwood no ha sido nada fácil llegar a esta conclusión vital. Ha necesitado ayuda externa y ha puesto mucho de su parte. «Llevo años haciendo un exigente trabajo psicológico para centrarme únicamente en lo que puedo controlar. La semana pasada en Bay Hill salí líder y acabé segundo, pero no hubo rastro de decepción, al revés, aunque el resultado no fue el mejor posible, terminé muy satisfecho de cómo jugué, de los golpes que pegué bajo presión, de cómo apreté hasta el final a Bryson DeChambeau. Si después él juega mejor que yo y emboca un putt crucial en el 18 para ganar, no puedo hacer más, sólo felicitarle. Todo lo bueno que hice la semana pasada lo he traído a ésta», afirma.

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En este sentido, Westwood realizó una confesión. «Me recuerdo al Westwood de 20 años. No me preocupaba nada. Sin embargo, a partir de los 30 me lo empecé a tomar demasiado en serio y me preocupaba lo que la gente pudiera pensar o decir de mí. Ahora no. Ahora voy, me pongo a la bola, le pego y si sale un buen golpe, estupendo, y si sale mal, no pasa nada, a trabajar para que salga mejor el siguiente». El británico se siente en la cresta de una ola. «No hay ningún golpe que no crea que pueda hacer o al que me enfrente con miedo. Estoy convencido de que tengo todos los golpes que necesito», explica.

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Esta paz y tranquilidad de espíritu es la mejor compañera de viaje de un golfista. La confesión vital de Westwood no es la primera que escuchamos ni será la última. Pasa con muchos jugadores. En otros deportes no ocurre tanto porque la carrera no es tan longeva como en el golf. En el fondo, es como la vida, cuántos darían una mano por vivir con 20 años con lo que sabes pasados los cuarenta…

La conclusión a la que ha llegado Westwood en su vida no evita que hoy tenga una mala jornada de golf. Esto es posible. Lo diferente es cómo lo afrontará y cómo le va a afectar no sólo para la siguiente ronda sino para su día a día. Si hoy lo hace mal no estará feliz como unas castañuelas, es obvio, pero lo que le preocupará no será tanto cuántos puestos ha perdido en la clasificación como qué debe hacer para jugar mejor al día siguiente. Es la madurez.

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