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Ras de hierba: Las otras historias del estreno del Genesis Invitational

Y aún habrá alguno que piense que DeChambeau es sólo pegada…

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Bryson DeChambeau pega bolas ayer por la noche en Riviera después de la primera ronda.

– Tocan ya las siete de la tarde en el reloj de Riviera. Han pasado más de dos horas desde que acabó su jornada, pero aún está en el club, en el campo de prácticas. No hay más jugadores. Está únicamente él, su caddie y Chris Como, su entrenador. Es noche cerradísima en Los Ángeles. Un foco ilumina a Bryson DeChambeau. No es una estrella de cine, pero lo parece. Pega bolas una detrás de otra tratando de coger sensaciones tras una decepcionante primera ronda (75 golpes, +4). Terminó con dos birdies, pero ni por esas se queda tranquilo. Necesita encontrar algo y no se irá de Riviera hasta que lo tenga.

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Aún habrá alguno que piense que DeChambeau es un pegador irracional y poco más, pero la realidad es que tras esos bíceps de portero de discoteca se esconde un trabajador infatigable. Seguramente, no hay nadie en el PGA Tour a día de hoy que dedique más horas a su profesión. Es ejemplar en la dedicación. ¿Significa eso que hoy le va a dar la vuelta a la tortilla y va a pasar el corte? Pues obviamente no tiene por qué, pero seguro que lo que hizo ayer le servirá antes o después. Puede que hoy, la semana que viene o dentro de un mes. La clave es la intensidad y el deseo con el que afronta su trabajo.

Dustin Johnson ejerce el mando en Riviera sin despeinarse

Nick Faldo tiene seis Grandes, el título de Sir y desde ayer una bola de cristal en su taquilla. El comentarista aseguró antes de empezar el torneo que su favorito a la victoria era Sam Burns (-7), líder en solitario tras la ronda inicial. No es por hacer de menos a Burns, Dios nos libre, pero desde luego apostar por Burns cuando tenemos en Riviera a nueve top 10 mundiales parece a bote pronto una boutade. Obviamente, Burns aún no ha ganado y deben pasar muchas cosas para que ocurra, pero a Faldo ya nadie le podrá discutir su buen ojo esta semana. «El razonamiento para elegir a Burns ha sido fácil. Riviera es un campo para ‘ball-strickers’ y Burns es uno de los mejores. Además, viene jugando muy bien en las últimas semanas», aseguró Faldo. Cuando se lo dijeron a Burns se quedó de piedra. «Imagino que es una buena señal», señaló entre risas.

Rahm se deja una buena parte del botín en los greenes

Rory McIlroy estaba decepcionado con su inicio de +2. No estuvo muy fino de tee a green, pero sobre todo anduvo a tientas en los greenes. «Lo último que quieres hacer aquí es dejarte un putt de vuelta de un metro porque se fallan muchos, así que no queda más remedio que tirar muy conservador y no es fácil que la bola mantenga la línea», asegura. Es el gran estrés de esta semana. El problema es que la solución de patear con miedo en los greenes de poa es aún peor…

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– Si hay algún especialista del putter es Matthew Fitzpatrick (-5). El inglés confesó ayer que no es precisamente un fan de los greenes de poa. Es lógico. Son traicioneros y eso nunca gusta a uno de los pateadores más puros del mundo. «Nunca me han gustado, pero estos son los mejores greenes de poa que he jugado en mi vida. La bola puede hacer algún extraño, pero en general responde de maravilla».

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– A Wyndham Clark (-4) le salvó ese sexto sentido que todos tenemos en el cuerpo, algunos más desarrollados que otros. Se tenía que levantar a las 4.40 para salir a jugar en el primer partido del día, sin embargo puso el despertador a las 5.40. Increíblemente se despertó por sí mismo a las 4.40. «Menos mal que me funcionó mi reloj interno porque si me levanto a las 5.40 habría llegado muy justo a mi salida», explicó. Parece que Clark es de esos que tiene ángel de la guarda.

Max Homa (-5) entregó el segundo mejor resultado de la tarde después de Sam Burns. Nació en Valencia, California, muy cerca de Riviera. Se lo conoce bien, aunque no jugó hasta los 21 años por primera vez. «He venido a los torneos desde que tenía dos años. Recuerdo ver a Tiger Woods y otros jugadores, especialmente a Mike Weir. Son imágenes que se te quedan grabadas. Aquí me siento como en casa y he jugado mucho desde la universidad. Es mi hábitat natural y estoy muy cómodo», apuntó.

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Adam Scott (-2) ha puesto en juego un nuevo putter esta semana. Es dos pulgadas más corto. El resultsdo no fue nada malo. Sacó más de cinco golpes al resto de los jugadores. Es decir, fue el mejor pateador de la primera ronda.

Tyler McCumber (-4) se hubiera echado unas buenas carcajadas si le dicen el martes por la tarde que iba a estar cuarto clasificado del Genesis después de la primera ronda. El martes se pilló un dedo con la ventana de la habitación de su hotel y se partió media uña. Más allá del dolor no podía coger un palo. Fue operado de urgencia por el médico del torneo, que por suerte es especialista en manos, le quitó la uña completa y el miércoles ya estaba dando bolas… Increíble.

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Brooks Koepka (-3) ha calificado de mediocre su juego en la primera ronda. Pues si siendo mediocre está a dos golpes de la segunda plaza, cuidado…

Dustin Johnson (-3) está muy contento con una madera 7 que metió en la bolsa en el pasado PGA Championship en Harding Park. No la saca desde esa semana y hace la misma distancia que con la 5, pero consigue pegarla más recto. Está muy contento, aunque asegura que no sabe exactamente cuántos grados tiene la cabeza… Cosas de Dustin Johnson. Lo único que tiene claro es que en condiciones normales y sin viento hace 255 yardas con ella.

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