Siempre se ha dicho, porque realmente es verdad: el dibujo del Augusta National favorece más el juego de draw desde el tee, tal y como están configuradas algunas de sus calles. Sin embargo, ni son todas, ni tampoco parece inviable jugar muchos de esos hoyos con un ligero fade, por ejemplo.
Este suele ser el núcleo de tal debate: ¿hasta qué punto es indispensable o rentable empeñarse en jugar determinados hoyos al draw en este campo, si tu golpe natural es más bien de fade? Hubo y hay quien considera que, si eres un jugador de fade, merece la pena hacer el esfuerzo e incorporar el draw a tu arsenal de recursos, si es que de verdad pretendes enfundarte la chaqueta verde. Tal decisión, en todo caso, puede ser hasta contraproducente. En el mundillo del golf de alta competición, por ejemplo, ha llegado a forjarse la leyenda de que Martin Kaymer perdió su condición de jugador de granito precisamente cuando buscó la manera de incorporar el draw para ganar en Augusta, pues no llegó a transformarse en un consumado especialista en el manejo de tal efecto y además perdió la consistencia de su swing natural.
Collin Morikawa acaba de sumarse al lado del debate en el que se defiende que lo mejor es preservar tu juego natural. Esta va a ser su tercera comparecencia en el Masters y considera que ya ha perdido demasiado tiempo tratando de adaptar su juego al dibujo de determinadas calles del recorrido. De hecho, asegura que ahora se encuentra mucho más cómodo, libre y dispuesto a luchar por el triunfo.
“Cuando vine anteriormente a jugar aquí recuerdo que intenté jugar al draw en el hoyo 1 y en el 2, cuando no hay razones para hacerlo. También en el hoyo 3, lo que no tiene ningún sentido. Y en el 7 o en el 9… Casi estaba pegando más draw de lo que pego en un año entero. Y realmente sólo en los hoyos 10 y 13 son donde necesitó mover la bola de derecha a izquierda. En todos los demás puedo neutralizar esa necesidad con un ligero fade. Esta es la lección que he aprendido: necesito hacer mi juego. Por eso este año está siendo diferente. Me he asegurado de que todo esté bien afinado y simplemente he salido a descubrir cómo jugar este campo apoyándome en mis puntos fuertes”.
A vuela pluma, digamos que en el Augusta National los hoyos 2, 9, 10, 13 y 14 son los más claros de draw, aunque unos de manera mucho más pronunciada que otros (los hoyos 10 y 13, por supuesto, y seguramente también el 9). Antes, cuando todavía estaba el árbol de Eisenhower en el 17, también este hoyo era de draw. Por el contrario, los hoyos más de fade serían el 1, el 3 en un momento dado y hasta el 18, aunque aquí el tiro ideal, desde que el hoyo ganó tanta distancia, es más recto que otra cosa. El imponente hoyo 5 también suele tener como opción menos arriesgada un dibujo de fade apuntando de salida más bien a los bunkers de la izquierda.
Estamos hablando siempre, por supuesto, desde el punto de vista del jugador diestro. De hecho, por razones obvias, siempre suele destacarse las ventajas que los zurdos con juego al fade pueden encontrar en el Augusta National. Está claro que el ejemplo más evidente y ruidoso es el de Bubba Watson, dos veces ganador del Masters… Aunque su disparo más recordado fuera aquella sublime banana a las nubes con un wedge en su desempate ante Louis Oosthuizen en 2012.
Después, un campo de golf no se juega sólo desde el tee… ¿Y qué pasa con los segundos tiros en el Augusta National? ¿Qué efecto suelen demandar más? En este punto la variedad es mucho mayor, lógicamente, dependiendo de dónde esté la bandera en el green y de la posición exacta que uno tenga en calle. Pero, puestos a decantar la balanza, un experto como José María Olazábal siempre ha dicho que el Augusta National, en lo que se refiere a los segundos tiros, es mucho más un campo de fade que de draw.
