Jon Rahm acaba de terminar su última jornada de prácticas en el Augusta National antes del inicio del Masters. Marcha a paso ligero después de dialogar brevemente con sus padres. Es miércoles, poco después de la una de la tarde hora local en el viejo roble que adorna los exteriores de la casa club. No quiere pararse demasiado porque aún tiene cosas que hacer. Le espera la fiesta de los pares 3, el aperitivo familiar del Masters, y antes debe comer. «Estoy hambriento», confiesa a Ten Golf.
Le pedimos que al menos nos deje un titular de la cena de campeones donde ejerció de anfitrión como campeón defensor. La cena de campeones donde ya se ha ganado de por vida una silla a la mesa. «Qué puedo decir, estuvo muy bien, muy agradable, fue una buena cena», asegura. ¿Y el discurso? «Bueno, eso lo tendrán que decir otros, lo que sí tengo que confesar es que estuvo nervioso… muuuuuuuuuucho», asegura.
Rahm cumplió con lo prometido y habló de historia, tradición y legado. Recordó a Seve y habló de Olazábal, presente en la cena, de lo que han supuesto para él, de la importancia que tuvieron en su formación de como golfista, siempre como referentes e iconos. También se refirió a la especial conexión que existe entre el Masters y el golf español, lo que representa en nuestra historia.
Jon, que les reconoció a todos antes de empezar el discurso que nunca antes había estado tan nervioso en su vida, trató de explicar la inmensidad que supone para él estar en esa sala, en ese momento y ante esas personas. Se mostró impresionado y habló del privilegio y el orgullo que supone pertenecer a un club tan excepcional como el de campeones del Masters.
El jugador vizcaíno terminó el speech dando las gracias a todos por su asistencia y con una frase que define a la perfección su carácter competitivo: «mucha suerte a todos, pero no demasiada…». No en vano, su único objetivo esta semana es tratar de revalidar el título, algo que sólo lo han conseguido tres jugadores en la historia: Jack Nicklaus, Nick Faldo y Tiger Woods. Casi nada.
El ambiente de la cena fue muy cordial, apenas hubo referencias a LIV Golf, aunque sí un deseo común de que las partes implicadas en el conflicto, PGA Tour y la liga saudí alcancen un acuerdo que propicie la vuelta a la unidad en el golf mundial. Entre los presentes, llamó especialmente la atención el perfil bajo de Phil Mickelson durante toda la cena, a pesar de su gran conexión con Jon.
Durante la cena se rindió homenaje a Jack Burke, ganador del Masters que murió a los 100 años de edad el pasado mes de enero.
