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Ryder Cup de Valderrama en 1997, un foursome con Monty y aparece Severiano...

La mejor historia de la noche la contó Bernhard Langer

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Bernhard Langer, junto a Gary Player, en una ronda de prácticas del año pasado en Augusta National.
Bernhard Langer, junto a Gary Player, en una ronda de prácticas del año pasado en Augusta National.

Seve Ballesteros siempre está presente de una u otra manera en el Masters de Augusta. Este año con mucho más motivo al ser Jon Rahm el campeón defensor. El cántabro es un absoluto referente para el jugador de Barrika. Además, conviene recordar que su victoria el año pasado se produjo el mismo día del cumpleaños de Seve y ha coincidido también con la cena de campeones de este año. La conexión es de 100.000 voltios.

Rahm recordó a Seve de una manera muy especial en su discurso, dejando claro una vez más que sin su figura y lo que significó y trascendió en España, no estaría él donde se encuentra ahora mismo. La referencia a Seve sirvió para que otros campeones del Masters compartieran con el resto de comensales algunas anécdotas del genio de Pedreña. La mejor, sin ninguna duda, la contó Bernhard Langer.

El alemán, uno de los grandes ausentes de esta edición del Masters por una fractura en el talón de Aquiles, viajó en el tiempo a la Ryder Cup de Valderrama en 1997. Hoyo 18. Par 4. Jugaba el foursome con Colin Montgomerie. El escocés pegó la salida, estrecha y siempre muy complicada. Acabó a la derecha, mal situada, tapada por los árboles y sin línea directa a green.

Langer llegó a la bola y empezó a estudiar sus opciones. Lo primero que vio fue una rama de alcornoque muy baja que le impedía tener línea directa a la bandera. Estaba decidido a sacarla a calle. En pleno proceso de preparación del golpe, aparece como una exhalación en su buggie Seve Ballesteros, capitán de Europa, se baja en marcha y le dice a Langer: «Bernhard, el golpe que tienes que hacer es este: coge el hierro 1, pégale por debajo de la rama del alcornoque y haz una slice de unos 50 metros. Así la dejas en green». Básicamente, una locura a la altura de un genio del golf como Severiano.

El alemán lo escuchó entre atónito y estupefacto. Apenas mudó el gesto y le respondió: «Seve, lo siento, pero yo no tengo ese golpe».

Descartada la opción Seve, Langer quedó con Monty en hacer un lay up, golpe de colocación a calle. La dejó a 100 metros, como le pidió el escocés. El tercer golpe de Montgomerie fue muy bueno, a cuatro metros de la bandera. Langer metió el putt y salvaron el par. Mientras, los estadounidenses, que pateaban para birdie, firmaron tres putts y perdieron el hoyo y el partido.

La anécdota es fantástica, define a Seve, pero la resolución de la misma es todavía mejor. Langer cerró la historia asegurando que no recordada quién formaba la pareja americana. Acto seguido, Mark O’Meara y Tiger Woods, también presentes en la cena, levantaron la mano tímidamente y dijeron que ellos fueron las víctimas. Se lo pueden imaginar: carcajadas generalizadas en toda la mesa…

No obstante, a este magnífico relato aún le quedaba un último giro de tuerca. A Tiger y O’Meara les jugó una mala pasada la memoria. No fueron ellos los derrotados en ese partido, sino Lee Janzen y Jim Furyk, que cayeron 1 abajo en el hoyo 18 en la segunda jornada de aquella Ryder Cup. Tiger y O’Meara se enfrentaron a Langer y Monty el primer día en foursomes, pero cayeron por 5 y 3. Algo les sonaba, pero ellos no fueron los protagonistas de aquel hierro 1 que se perdió la historia.

Lo que no perdió la historia fue extraordinaria madera 3 que Seve pegó en su partido de individuales de la Ryder Cup de 1983 en el PGA National y que también recordó Bernhard Langer. Ballesteros jugaba contra Fuzzy Zoeller y se la jugó desde una trampa de calle para firmar el par, empatar el hoyo y salvar medio punto. Langer fue de los pocos que vio ese golpe en directo (no había televisión) porque ya había ganado su partido contra Gil Morgan y le dio tiempo a llegar al 18. Jack Nicklaus, capitán de Estados Unidos en esa Ryder Cup, asegura que esa madera 3 de Seve es uno de los mejores golpes que ha visto en su carrera.