Pablo Larrazábal no ha tenido lo que se podría definir como una vuelta de prácticas idílica este martes en Southern Hills. El lunes prefirió andar el campo, patear y aprochar, por lo que era el primer día que lo jugaba. Los primeros nueve hoyos no han ido del todo mal, pero poco a poco se ha ido torciendo el asunto y la realidad es que le ha costado pegar los golpes que estaba buscando.
Pablo ha jugado 18 hoyos en una ronda de prácticas eterna, algo que tampoco ayuda. Han sido unas seis horas jugando solo, apenas con la compañía en el último tramo de Webb Simpson, que curiosamente sólo estaba pateando y aprochando. Espera eterna en cada golpe. Difícil mantenerse en ritmo. Pablo ha fallado calles, la mayoría por la izquierda, y tampoco le han gustado demasiado sus tiros a green, especialmente en los segundos nueve.
Seguramente, no hace mucho tiempo, Pablo y todo su equipo habrían encendido alguna luz de alarma y se habrían ido corriendo al campo de prácticas a dar cera y pulir cera… Sí, se habrían marchado de Southern Hills inquietos y preocupados.
Pero este Pablo tiene poco que ver con aquel. Tranquilidad y buenos alimentos. No ha sido la mejor jornada de prácticas, es cierto, pero relax. Nada va a minar a día de hoy la confianza de Larrazábal, entre otras cosas porque está sólida como el acero. El swing está donde tiene que estar. «No sé si me encuentro mejor que nunca de cabeza, pero desde luego estoy más relajado que nunca y creo que eso no es malo», asegura.
Pablo ha decidido afrontar este Grande con la ilusión propia de un jugador que no disputa un torneo de este calibre en Estados Unidos desde el PGA de Quail Hollow en 2017, aunque con tranquilidad. Equilibrio. Sí, le tiene muchas ganas, pero no se va a volver loco. Su objetivo es prepararlo como si fuera un torneo del European Tour, o al menos lo más parecido posible. «Vamos a ir a por todas y a ver dónde nos deja eso. Si acabamos el 110 y es lo mejor que hemos podido hacer, pues nada, y si acabamos ganando, pues fenomenal», aseguraba a Ten Golf con una calma absoluta.
Tampoco están siendo unas horas fáciles para todos los jugadores que están involucrados en los torneos del LIV Golf. Pablo es uno de los que se apuntó y la presión que están ejerciendo tanto el PGA Tour como el European Tour es tremenda. Los jugadores deben confirmar en las próximas horas su participación en el torneo del Londres. Es una decisión delicada y es lógico que haya tensión.
Larrazábal está acompañado por todo su equipo. Ha jugado la vuelta de prácticas bajo la atenta mirada de sus dos entrenadores, Alex Larrazábal y Ben Barham, que ha venido al PGA exclusivamente por Pablo. Además, ha contado con la compañía de Gustavo, su padre, y Adriana, su novia. Todo en orden. Todos transmitiendo ilusión y tranquilidad al mismo tiempo.
Antes de marcharse de Southern Hills, Pablo ha estado en el campo de prácticas tirando algunas bolas, sin volverse loco, y el swing estaba en perfecto estado de revista… Sí, es el PGA, sí es un Grande, pero relax…
