Jon Rahm (+4) ha salvado la difícil situación en la que le había metido su 76 del jueves. Lo ha hecho con una vuelta de 68, dos menos en el día, un registro que, si bien no lo mete en el epicentro de la pelea por este PGA, todavía le permite hacer algunas cuentas. Al menos, cavilar acerca de una carambola improbable, pero todavía posible.
De entrada, el español ha pasado el corte. Puede que en principio no parezca un objetivo a la altura de un Número Uno del mundo, pero las cosas estaban como estaban y esta segunda jornada, por unas causas u otras, tampoco terminaba de ponérsele decididamente de cara al gran campeón de Barrika.
Jon comenzaba la vuelta con soltura y desplegando un poderoso y ordenado juego. Más o menos como en la primera ronda, pero con una gran diferencia. Si el jueves perdía el hilo después de los primeros seis hoyos, hoy jugaba un golf muy sólido, en líneas generales, de principio a fin. Con algunos errores, como es razonable y hasta ‘obligatorio’ en una ronda de golf, mucho más en un campo minado, como es el East course de Oak Hill, pero prevaleciendo en todo momento el control, las buenas decisiones y los tiros notables. Sin embargo, no terminaba de arrancar con decisión porque el putter se mantenía en ese estado de destemplanza. Mejor que el día anterior, sí, pero destemplado al fin y al cabo. Llegados a este punto, y con el lastre que traía, no podía pretender armar una remontada seria sin enchufar algún putt de media o larga distancia.
“Si nos ponemos a mirar, he tenido hasta ocho putts que pueden entrar… Vale, no vas a meter todos, está claro, pero si entran unos cuantos, igual que ayer, ahora mismo estaría alrededor del par, metido en el torneo”, señalaba el jugador al finalizar la ronda.
Como suele decirse en argot futbolero: cuando juegas contra un equipo grande y desaprovechas tus oportunidades, el asunto puede ponerse muy feo. Y digamos que este campo, duro como el que más, vendría a ser el equipo grande al que perdonas… En efecto, un bogey en el 12 (otro putt de tres metritos para salvar el par que no embocaba) situaba al español al borde del abismo, pero justo en ese punto emergía el gran competidor que es, aprovechando uno de los pocos tramos del campo un poquito más asequibles, como es el de los hoyos 13 y 14, e incluso hoy el 15, con una bandera glotona de birdies durante todo el día. Tres birdies redentores sacaba adelante Rahm, dándose el gusto de hacer justicia.
Jon se ha quedado un poco corto en su inicio de gran remontada. No habrá sido por su juego, como ha quedado dicho, pero está a nueve golpes de los líderes y eso seguramente son palabras mayores, aunque queden todavía 36 largos hoyos. De todas maneras, la indudable mejoría general en su juego, una vez recuperada la consistencia que viene mostrando en los últimos diez meses, todavía le permite realizar algunas cábalas. Todavía piensa Jon que si alcanza el registro de PAR después de la tercera jornada, quizá tenga todavía una opción de darle un susto a todo el mundo.
En realidad, y esto lo dice el arriba firmante, sus remotísimas opciones de victoria pasan por firmar mañana sábado una tarjeta no superior a los 65 golpes. Visto lo que hoy se ha visto, unido a lo que llevamos viendo durante todo el año 2023, no diremos de ninguna de las maneras que es imposible. Como empiece a enchufar putts, todavía nos pone a todos los pelos de punta. Y de todos modos, conviene también celebrar su presencia durante el fin de semana en tierras de Rochester, porque la cosa se había puesto muy fea. Mientras el Número Uno esté en juego, creeremos en la posibilidad del milagro.