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El mandamiento que Scottie Scheffler aprendió hace ya nueve años

Y todavía dicen por ahí que este tipo es poco interesante…

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Scottie Scheffler
Scottie Scheffler

Scottie Scheffler no trata de agradar, ni se esfuerza por parecer interesante y huye despavorido de la impostura, una actitud ante la vida que muchos no le perdonan en esta sociedad nuestra de las prisas, la hipérbole y el clickbait. En la rueda de prensa previa al PGA Championship un desesperado periodista que no terminaba de encontrar un titular facilón que le arreglara el día le acabó soltando: «¿tiene usted curiosidad por algo?». A lo que Scottie respondió sin mudar el gesto: «sí, me considero un tipo curioso». No hubo más preguntas.

Scheffler es mucho más interesante de lo que aparenta y tampoco crean que se necesita rascar mucho en la superficie para encontrarlo. Por ejemplo, en esa misma comparecencia ante los periodistas desveló un mandamiento que aprendió hace nueve años, que cumple a rajatabla y que no es tan habitual en el mundo del golf profesional.

Le preguntaron por su organización de la semana, si, aprovechando que es un major, tenía invitados, más familiares, amigos… «No, intento evitar que los grandes sean aún más diferentes de lo que ya son», señaló. Básicamente: si no vienes conmigo al Sanderson Farms, tampoco lo harás al PGA Championship. Este mandamiento lo aprendió en 2014, en el primer torneo profesional que jugó cuando aún estaba en la universidad, el Byron Nelson.

Tenía 17 años, jugaba en el PGA Tour y en casa, nada menos. Se pueden imaginar la que había formada entre sus familiares y amigos aquella semana. «Mis entrenadores en Texas le dieron un consejo a mis padres: que mantuvieran todo lo más normal posible, que no lo hicieran sentir diferente, así que no tuvimos a nadie en casa. Estábamos solos. Fue una semana normal. Cuando se trata de grandes, busco lo mismo. Quiero que todo sea lo más normal posible. Así que nos quedamos con la misma gente de siempre y hacemos lo de siempre. Es una semana normal». Sí, esta es la reflexión de un tipo normal, extraordinariamente normal. Porque ya les aseguramos que lo habitual es lo contrario. Semana de major, semana de fiesta, con amigos, invitados, cenas, compromisos sobrevenidos…

Por otro lado, y en cuanto al campo, también dejó una descripción inteligente. No es fácil definir la dificultad de Oak Hill con menos. Le bastaron dos golpes. «Es un campo muy difícil. Sólo hay dos pares 5 y ambos son de 600 yardas. En la vuelta de prácticas cogí la calle en el 4 y tuve que pegar un gancho de 50 yardas alrededor de los árboles para llegar al green con una madera 3. Esa fue una especie de señal reveladora. La otra fue en el hoyo 3, donde tienes que pegar un hierro 3 a un green que parece imposible cazar con un palo más alto que un 7».

Tony Finau hace mucho tiempo que mandó a tomar viento la prudencia. Tiene claro que tipo de jugador es y lo asume. Aunque aún no haya ganado un grande, sabe que esta semana es uno de los favoritos. No se esconde. «Estoy preparado para dar el siguiente paso y eso es pelear por ganar en los majors», sentenció.

Robert MacIntyre es uno de los golfistas que Luke Donald va a mirar con lupa esta semana pensando en la Ryder Cup. El escocés, que se retiró del Open de Italia hace dos semanas, asegura que está completamente recuperado. Eso sí, Oak Hill da miedo. «No tengo ninguna duda de que es el campo más difícil que he jugado en mi vida».

– A Max Homa mola escucharlo. No tiene pelos en la lengua y suele llamar al pan, pan, y al vino, vino. Al igual que Finau, sabe que ya está en otro escalón. Esta semana es candidato y lo asume, aunque no lo cacarea. «Tanto mi equipo como yo conocemos dónde están las expectativas y las aceptamos, pero no es necesario hablar de ello, no hay que presionarse más de lo necesario. Hace tiempo que decidí que mi felicidad no iba a depender de lo que ocurriera en un campo de golf», afirma. Hombre, Max, un poco sí, aunque sea por poco tiempo, pero un poco sí.

– La última baja del torneo ha sido Paul Casey, lesionado. Así las cosas, el contingente de LIV queda reducido a 16 jugadores. En lugar del inglés ha entrado Sam Stevens.