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Tiger, como ya nunca más se le volvió a ver

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Mark O'Meara, Tom Kite y Tiger Woods, en Valderrama en 1997.
Mark O'Meara, Tom Kite y Tiger Woods, en Valderrama en 1997.

Aún quedaban tres meses para la Ryder Cup de 1997 cuando Tom Kite tomó la decisión de cruzarse el charco con varios jugadores para probar Valderrama antes de la gran cita. En la expedición viajaba un jovencito de California que se había convertido en la gran sensación del golf mundial tras conquistar en abril su primer Masters. Era, obvio, Tiger Woods

Ya entonces era una estrella, acaparaba todos los focos, firmaba autógrafos a diestro y siniestro y la práctica totalidad de los medios importantes americanos le habían puesto a un periodista para seguirlo día y noche. Era el nuevo mesías no sólo del golf, sino también del deporte. Sin embargo, con sólo 21 años todavía no se había metido en su jaula de oro.

Es decir, era un tipo normal, un muchacho afable, accesible, muy risueño, abierto. Iba libre, a su aire. Todavía no se había rodeado de un séquito de ayudantes, colaboradores, mánagers, amigos, más amigos, menos amigos, guardaespaldas… Era alguien con el que se podía hablar sin que seis pares de ojos clavaran en tu nuca sus miradas. Así lo rememora María Acacia López-Bachiller, jefa de prensa del European Tour, que ejerció de cicerone en aquella visita americana. Incluso, recuerda que Woods se colocó un lazo negro en señal de duelo por el asesinato apenas unas horas antes del concejal Miguel Ángel Blanco.

Tiger volvió tres meses después de aquella primera visita a Valderrama para disputar la Ryder Cup. Fue un acontecimiento histórico. Era su primera Ryder, algo que quedará para siempre en los anales del golf. No era un novato normal. De hecho, Kite lo sacó a jugar los cinco puntos. Los tres primeros (dos fourballs y un foursome) los jugó con Mark O’Meara, con un balance de una victoria y dos derrotas. En el cuarto le tocó bailar en foursome con Justin Leonard, otro rookie en Valderrama. Empataron ante Garrido y Parnevik. Remató su primera Ryder en el individual con una dolorosa derrota frente a Constantino Rocca (4 y 2). Si hubiera ganado, Estados Unidos habría ganado la copa culminando una sensacional remontada el domingo. Pero Tiger ni siquiera llegó al mítico hoyo 17. Sumó, por tanto, un punto y medio de cinco posibles y Europa ganó 14,5 a 13,5.

Por cierto, en aquella Ryder Cup de Valderrama hicieron su debut, además de Tiger, otros jugadores que después han sido míticos como Jim Furyk, Lee Westwood, Darren Clarke, Justin Leonard o Thomas Bjorn. Aquella Ryder fue historia viva del torneo.

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