David Puig tiene este domingo la oportunidad de ganar su primer torneo como profesional. Ya saben, sale como líder del LIV Golf Greenbrier empatado con Matt Wolff, con un golpe de ventaja sobre DeChambeau, Bland y Gooch y dos sobre Steele, Varner III, Mito Pereira y Branden Grace. Nueve golfistas en dos golpes. La situación no es nada fácil. Todos los que vienen por detrás, a excepción de Pereira, han ganado en los grandes circuitos. Prueba de fuego.
Obviamente, es imposible adivinar qué va a ocurrir, pero Puig ya tiene una cosa ganada. Lo mira todo con una normalidad extraordinaria. Asume la situación y la afronta. No se inventa películas ni se mete en callejones mentales que crean más perjuicio que beneficio. «No hay mucho secreto. Se trata de coger calles, greenes y meter algunos putts. No hay mucho más. No voy a cambiar nada porque sea la última jornada. Voy a seguir el mismo plan, con la excepción de que tendré que hacerlo todo un poco antes», asegura.
Recordemos que el inicio de la tercera jornada se ha adelantado mucho debido al mal tiempo que se espera por la tarde. Salen a jugar poco después de las tres de la tarde hora española y acabarán, si no hay parones o retrasos, sobre las ocho.
Puig tira de normalidad, de seguir haciendo las mismas cosas, de no tocar lo que funciona. Eso no significa que esté tranquilo. Con la misma naturalidad admite sin problemas que los nervios están ahí. «Me pongo nervioso todo el tiempo, pero creo que es bueno tener nervios si puedes controlarlos porque eso significa que te importa. Estoy deseando tener nervios mañana y espero controlarlos bien, y sí, intentaré obviamente ganar mi primer evento profesional, y si no ocurre, sabré que lo habré dado todo», afirma. La lucha en el caso de Puig no se negocia.
La segunda ronda que se celebró este sábado ha puesto al descubierto una conexión que no se sabía que existía. La buena química entre David y Matt Wolff, un jugador bastante peculiar. Son amigos. «Me ha encantado jugar con David. Es la primera vez que vamos en el mismo grupo y tenía muchas ganas porque somos muy amigos. Nos los hemos pasado muy bien y nos hemos divertido. Estoy deseando repetir mañana», decía Wolff.
Puig confirmaba la buena relación. «Sí, nos divertimos. No sonrío mucho, o al menos eso es lo que dicen. Pero sí, me lo estoy pasando muy bien», asegura el golfista de La Garriga. Hay dos años de diferencia de edad entre ambos, aunque son de los más jóvenes de LIV Golf. Puig tiene 21 años y Wolff ya ha cumplido 24.
Además, David también aspira a alcanzar la cuarta victoria por equipos con Torque, un cuarteto, compartido con Niemann, Muñoz y Pereira, donde hay muy buen rollo. El mejor ejemplo es la última apuesta que han hecho. Juegan las rondas de prácticas Niemann y Puig contra Pereira y Muñoz y los que pierden están obligados a llevar fundas de maderas con la cara de los otros jugadores. Esta semana les toca a Muñoz y Pereira llevar a Niemann en su funda del driver y a Puig en la de la madera 3.
