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El campeón defensor expone un auténtico tratado de psicología aplicada al golf

Justin Thomas, la terapia del Dr. Homa y la teoría del fin de mundo

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Justin Thomas y Max Homa, durante la ronda de prácticas del lunes.
Justin Thomas y Max Homa firman autógrafos tras su ronda de prácticas en Oak Hill. (Photo by Darren Carroll/PGA of America)

Justin Thomas es el campeón defensor del PGA Championship. Logró hace un año en Southern Hills el segundo grande de su carrera, el segundo PGA. No son muchos los que pueden dar un paso adelante y contar al mundo este palmarés. Sin embargo, apenas 360 días después anda con dudas, con movidas en su juego, con cierta desconfianza, básicamente está frustrado. Los resultados no están a la altura que demanda su exigencia. Ni un año ha pasado, insistimos. Así este deporte y no lo vamos a descubrir ahora. Del pecho hinchado a la depresión se pasa de golpe. De un golpe, de hecho.  

Las reflexiones de Justin Thomas a pocas horas de empezar el PGA suponen un extraordinario tratado de psicología aplicada al golf. Es quizá el aspecto más desconocido para el magnífico jugador de Kentucky, repleto de talento y a quien el éxito le ha llegado rápido y a borbotones. Por eso ahora sufre más la frustración y no pierde un instante en aprender un poco más sobre la parte mental del juego. 

El lunes tuvo sesión de terapia. Se tiró en el diván de Max Homa. Pocos saben más sobre cómo combatir la frustración que el jugador de California, a quien le costó un mundo asentarse en el PGA Tour. Aprovechó la ronda de prácticas para trabajar también la cabeza. «Nadie conoce esto mejor que Max Homa. No hay muchos jugadores en el mundo que hayan pasado por lo mismo que él: tener una tarjeta del Tour, perderla, tener que recuperarla y luego convertirse en uno de los mejores jugadores del mundo. He hablado con él sobre eso porque realmente aquí casi nadie sabe lo malo que puede ser esa frustración. Siento que todo es malo y que estoy perdido en la clasificación. Y eso que ahora mismo pienso que estoy viendo la luz al final del túnerl», asegura.

Homa le explicó su experiencia y le contó su particular teoría de la relatividad. «Me ha contado que tuvo que hacer birdie en los últimos cinco hoyos en Pumpkin Ridge para entrar en los playoffs del Korn Ferry. Todo es relativo, me dice, y todo consiste en sacar el máximo partido de cualquier situación en la que te encuentres», afirma. De jugador a jugador. Sesión doble de trabajo para Thomas.

El vigente campeón del PGA aprovechó para hablar de otros aspectos mentales del deporte de máxima competición y merece la pena escucharlo. «Al final, todo se reduce a ganar o no. No debería ser así, claro está, pero en términos literales es así. Es como basamos el éxito o el fracaso y tenemos que relativizar. Habrá semanas en las que un séptimo puesto sea realmente bueno para lo que tienes en ese torneo, pero habrá otras en las que quizá tengas un golpe de ventaja en el hoyo 5 el domingo y acabes séptimo. Esos séptimos puestos son muy diferentes. Se trata simplemente de entender la situación y las circunstancias de ese día», apunta.

Thomas afrontó también la importancia del espíritu de lucha, otro aspecto clave del golf y que tiene que ver muchísimo con la parte mental. Aquí sus padres jugaron un papel determinante. «Hubo muchos momentos cuando tenía ocho y diez años y jugaba campeonatos junior que veías a golfistas enfurruñarse y a hacer pucheros. Aquí a nuestro nivel también lo puedes ver y es justo ahí cuando sabes que casi se han rendido. Eso fue algo que mis padres me inculcaron, tú no eres uno de esos niños. No vas a rendirte. No vas a renunciar. Saca lo mejor que tengas. Habrá días donde 70 sea lo mejor que puedes hacer, pero seguro que es mejor que 71 o 75. Así es como siempre me han enseñado», afirma.

Para Justin Thomas no hay mayor dolor que llegar a un torneo una semana con la sensación de que no puedes ganar. A él le ha pasado en estos últimos meses, aunque dice que ahora mismo ya no. «Esa sensación es una mierda. Es terrible. He estado un par de meses en los que nunca me había sentido tan lejos y tan cerca al mismo tiempo. Es algo muy difícil de explicar y también es una forma muy dura de intentar competir y ganar un torneo de golf. Así, lo único que puedes hacer es jugar, pegar los golpes lo mejor posible y esperar a que tu confianza vuelva a crecer».

La mejor manera de terminar el tratado de psicología es conocer lo que le diría a su yo de hace diez años. Interesante. «Que no todo es tan importante como uno cree. De pronto parece el fin del mundo, o que jugar mal esa ronda era muy importante porque tenías que jugar bien. Si hubiera aprendido las cosas un poco antes respecto a mis malas rondas, mis malas semanas, creo que habría estado mejor. Pero es difícil cuando tienes 20, 21, 22 años y no pensar que jugar mal un domingo no es el fin del mundo…».