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¿Qué podemos hacer para combatir la incertidumbre?

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Madelene Sagstrom. (© Golffile | Tom Boland)

Empezamos un nuevo año natural y, si bien no todo sigue igual que el anterior, sí es cierto que no podemos ni debemos dar por acabada la pandemia, algo fácil de entender con una simple mirada a los datos que siguen generándose.

El año que se fue, resultó atípico en cuanto al cumplimiento de las planificaciones realizadas por los golfistas, debido a las diferentes olas de contagios y a los propios casos personales de los protagonistas. Jon Rahm fue un gran perjudicado al no poder acudir a las Olimpiadas de Tokio 2020 por su positivo en covid.

Quizás pienses que, si miramos en temporadas anteriores, seguro que también encontramos situaciones parecidas a este 2021, en cuanto a competiciones canceladas o ausencia de algunos jugadores por motivos particulares, como pudieran ser lesiones u otras circunstancias.

Sin embargo, durante el tiempo que está abarcando este problema mundial de salud, se ha ido generando un incremento de un sentimiento de difícil manejo y de enorme influencia en los aspectos psicofísicos del rendimiento de un golfista.

Me refiero con ello a la incertidumbre, esa inquietud respecto a lo que va a pasar, a no saber si los microciclos, mesociclos y macrociclos planificados para el nuevo año se cumplirán o tendrán que ser revisados, en función de nuevos datos de contagios y nuevas restricciones decididas por los diferentes gobiernos.

La incertidumbre es algo con lo que nuestro cerebro se lleva bastante mal, porque está programado para controlar al 100%, para evitar sorpresas y anticipar contratiempos, todo en pro de la supervivencia.

No obstante, en ese empeño y necesidad por lograr el control total, es donde se produce la paradoja, de manera que por buscar la certeza de forma ‘obsesiva’, la eficiencia se ve reducida, debiendo así incrementarse la eficacia.

Esto no será gratis en el rendimiento de cualquier golfista, pudiendo perjudicar seriamente los resultados en las distintas competiciones en las que participe, los cuales pueden volverse -en sí mismos- perjudiciales en la autoconfianza, entrando así en una especie de bucle negativo, con consecuencias impredecibles.

Como decía, gestionar este sentimiento no resulta nada fácil, porque hay una predisposición biológica que no lo soporta; empero algo podemos hacer desde la Psicología del Deporte para reducir, lo más posible, la afectación de estar demasiado tiempo, demasiadas veces o con demasiada ‘cantidad’ de incertidumbre.

Usando el VAR emocional, vamos a responder a ciertas preguntas relacionadas con comentarios de golfistas respecto al manejo de la incertidumbre, siempre considerando que las valoraciones y aportaciones realizadas tiene un claro sesgo generado por la cantidad de información manejada.

¿Dado lo imposible de anticipar los contratiempos, sería conveniente olvidarse de los macrociclos?

La programación del golfista, como cualquier otro deportista, debe estar asociada a tres momentos temporales: corto, medio y largo plazo. Cada una de esas fases están interrelacionadas, de manera que no se pueden preparar micro o mesociclos sin considerar los tiempos de futuro más lejanos, en este caso de 4 a 12 meses, que es la duración que suele tener un macrociclo.

Cuando se habla de preparar un ciclo deportivo, va implícito el asterisco, o sea, se deben incluir estrategias de variación del plan inicial ante posibles contratiempos, o lo que es lo mismo tener presente siempre el “modo adaptación”.

Además, esas adversidades igualmente pueden aparecer en un microciclo, de forma que, a unos días de una competición, una lesión inesperada puede dar al traste con esa previsión inicial.

¿Cómo controlo que el mismo día de empezar a competir estoy pensando en que no me saldrá bien?

Curiosamente, como se necesita -desde lo biológico- esa certeza de “todo OK”, algo que sabemos es utópico, buscamos una manera de asegurarnos el 100%, aunque sea en lo negativo. Sí, parece absurdo, pero es que en ocasiones nos comportamos de forma increíblemente irracional.

Desde que sabes el día de tu primer recorrido, tu discurso interno empieza a llenarse de conjeturas sobre cómo te irá. En tu caso, compartes que ese contenido es de carácter negativo, lleno de pesimismo, anticipando fracaso en tu rendimiento.

Este anticipo de malos resultados no es buen compañero, ni antes ni durante la competición, porque te merma en tus recursos psicológicos para favorecer la concentración, la atención, la toma de decisiones o el control del nivel de activación.

Sin tener un análisis más en profundidad sobre algunos detalles de tu personalidad y experiencia en el mundo del golf, me resulta más complejo aportarte soluciones que reduzcan ese modo “anticipador malo” que nos indicas.

Aun así, te lanzo algunas sugerencias que entiendo pueden servirte de ayuda:

– Ten presente situaciones anteriores en las que tus predicciones negativas no se vieron confirmadas a posteriori, es decir, que te equivocaste como vidente.

– Recuerda tus habilidades y cómo has llegado hasta el nivel que tienes, es decir, tira de autoconfianza para hacer frente a la indefinición cuando estés en el campo.

– Si hablamos de rumiaciones, no está de más que te repitas hasta la saciedad: “No puedo controlar al 100% qué pasará durante el recorrido”.

– Buscar ayuda profesional de un psicólogo del deporte no es ninguna locura. Es más, te diría que es de persona inteligente, conocedora de sus dificultades y limitaciones.

¿Podría la incertidumbre acabar con mi vida de golfista?

El término “acabar” me suena muy grande, total y definitivo, por lo que me cuesta mucho aceptarlo sin más. Sin embargo, no puede mirarse para otro lado respecto del coste que supone la ansiedad anticipatoria que genera una incertidumbre que se atraganta cada vez.

Se ha dicho que este sentimiento es inevitable, pero aprender a reducirlo y a convivir con él es muy útil para mantener el rendimiento, lo cual influirá en lograr buenos resultados.

De no darse esto, se puede ir provocando una desmotivación y apatía que, a la larga, no es descartable que lleve al golfista a plantearse sus ganas por seguir entrenando y compitiendo, es decir, su ilusión por continuar practicando el deporte que ama.

Seguramente, incluir como compañera de viaje a la “incertidumbre”, ha favorecido que golfistas de talla mundial mantuvieran su nivel de competitividad durante muchos años, como son los casos de Severiano Ballesteros, Bernhard Langer, Greg Norman, Nick Faldo o más recientemente Tiger Woods, Sergio García o Miguel Ángel Jiménez.

¡Estoicismo en el golf: disfruta en el campo y vete tranquilo, sabiendo que lo diste todo!

*Manuel Salgado es psicólogo deportivo que, entre otras ocupaciones, trabajó en el Sevilla Fútbol Club.